lunes, diciembre 23, 2024
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Apego seguro en la edad adulta

Las personas con un estilo de vinculación inseguro suelen sufrir bastante y tener problemas en sus relaciones. Por ello, si quieres desarrollar un apego seguro en la edad adulta, te cuento como hacerlo.

Cada uno de nosotros poseemos un estilo de apego; esto es, una forma de vincularnos con los demás afectivamente. Este estilo viene determinado por la relación que establecimos con nuestras principales figuras en la infancia; pero también, y en menor medida, por experiencias posteriores con amigos, compañeros y parejas románticas.

Si nuestro estilo de vinculación no es el más apropiado, podemos sufrir mucho a lo largo de nuestra vida. Por ello, queremos mostrarte cómo desarrollar un apego seguro en la edad adulta.

Lo cierto es que no es una tarea sencilla modificar esta tendencia que tan bien aprendimos durante nuestros primeros años. Hará falta un importante trabajo personal que no siempre resulta cómodo realizar. Sin embargo, matizar estas actitudes y aprender a relacionarnos desde la confianza puede suponer un enorme y positivo cambio.

Los estilos de apego
El estilo de apego de una persona comienza a formarse durante los primeros años, en función de la atención y los cuidados que el bebé recibe. Así, pueden diferenciarse cuatro tipos de apego:

Apego seguro: se forma cuando los cuidadores son sensibles y receptivos a las necesidades del niño y responden de forma consistente. Ese pequeño crece sintiéndose amado y seguro, es capaz de confiar en otros y tiene un buen concepto de sí mismo.

Apego evitativo: en este caso los cuidadores ignoran las necesidades y llamados del bebé, no cuidan ni responden a sus emociones. Al crecer, este niño aprende a reprimir lo que siente y a ser excesivamente independiente. Evita por todos los medios mostrarse vulnerable y no puede confiar en los demás, no intima emocionalmente.

Apego ambivalente: se crea cuando los cuidadores son inconsistentes e impredecibles; esto es, en ocasiones responden con rapidez y amor a las demandas del niño, y en otras se muestran hostiles y desinteresados. Esto crea una sensación de ansiedad e inseguridad que lleva al niño a no sentirse valioso y a tener que asegurarse constantemente el afecto y la presencia de quienes ama.

Apego desorganizado: se forma cuando el pequeño vive abusos, negligencia grave o abandono. Presenta entonces una mezcla de síntomas ambivalentes y evitativos, puede tener conductas explosivas, gran frustración y un fuerte rechazo (y a la vez anhelo) de vínculos emocionales.

Cómo desarrollar un apego seguro en la edad adulta
Lo ideal, en términos de felicidad personal y éxito en las relaciones, es tener un apego seguro. Cualquiera de los otros casos nos traerá complicaciones, dolor y frustración. Afortunadamente, hay algunos pasos que podemos dar para matizar nuestro estilo de apego, incluso siendo ya adultos.

Partiendo del apego evitativo
El reto para una persona con apego evitativo es aprender a confiar y permitirse crear intimidad emocional. Así, es importante atender a las siguientes cuestiones:

Comprender de dónde surge este apego evitativo y sanar las heridas infantiles. Es necesario aceptar que en cierto punto llegamos a sentirnos rechazados o minimizados, y que por eso huimos de la intimidad. Igualmente, hay que tomar conciencia de que ese rechazo no tiene por qué volver a ocurrir y que, si sucede, ahora somos adultos y podemos afrontarlo. Los muros que hemos levantado no nos protegen, nos mantienen aislados.

Es fundamental dejar de evitar, ya que este mecanismo no nos permite avanzar. Piensa qué situaciones evitas (por ejemplo, las discusiones que impliquen sentimientos o el compromiso en las relaciones) y permítete irlas afrontando. Ve dando pasos, aunque te saquen de tu zona de confort.

Adquiere alguna herramienta que te ayude a gestionar la inseguridad que te genera vincularte emocionalmente con otros. La respiración diafragmática es una técnica sencilla que te permitirá volver a tu centro y tomar mejores decisiones cuando surja el impulso de huir.

Aprende a expresar tus emociones sin ocultarte y mostrándote vulnerable. Tu pareja necesita saber qué sientes, qué deseas y necesitas. Sé asertivo y comienza a abrir tu interio.

Desarrollar un apego seguro es posible.

Ciertamente, trabajar el apego es una de las cuestiones más complicadas, por lo arraigado que se encuentra desde tanto tiempo atrás. Sin embargo, todos podemos superar nuestro estilo de apego inseguro y avanzar hacia una mayor seguridad, confianza y bienestar.

El cambio llevará tiempo y en muchas ocasiones surgirán de nuevo esas antiguas tendencias, pero con conciencia, perseverancia y trabajo personal podremos aumentar nuestro bienestar y la calidad de nuestras relaciones.

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