La fuerza y carisma que viene del interior de una mujer la llevan a vencer obstáculos y barreras para alcanzar las metas propuestas. No hay edad ni circunstancia que impidan que luche por el bienestar, tranquilidad de su familia y por el bien común del prójimo de manera desinteresada.
Así lo ha demostrado Ramona Vargas, madre de cuatro hijos, mejor conocida entre los habitantes de Maitiruma, como «Monchita» , quien a sus 72 años se considera como una luchadora social que ha batallado y enfrentado diferentes dificultades en busca de soluciones para los problemas que aquejan a la comunidad.
«Monchita» confesó a Cactus24 que su pasión por querer trabajar por el pueblo nació cuando tenía 30 años de edad, justo cuando su hija menor empezó a estudiar en la escuela, y veía como representante las problemáticas de la institución.
Luego formó parte de la llamada asociación de vecinos, actualmente consejos comunales.
Ese mismo interés motivó a la mujer a integrarse en los asuntos religiosos y eclesiásticos de la iglesia católica “Santa Cruz” de Maitiruma, desempeñando el cargo de catequista en los grupos de Confirmación y Primera Comunión, actualmente ejerce la función de celebrar la palabra cristiana.
Vargas sueña, como cualquier otro habitante de esta comunidad, las mejoras para su pueblo.
“Nuestro mayor anhelo es ver salir el agua de la tubería ya que fue un proyecto por el que luchamos desde hace mucho tiempo y hasta la fecha no gozamos del vital liquido”, contó Vargas.
La lugareña se caracteriza entre el pueblo por ser una mujer luchadora, guerrera y fiel, capaz de vencer los obstáculos que impidan alcanzar las metas propuestas.
Exhortó a todas las mujeres a seguir luchando para alcanzar los objetivos y sueños que se plantean, ya que asegura que nada es imposible cuando hay determinación y voluntad de seguir adelante.
Asimismo, la luchadora social consideró que hacer el bien al prójimo genera una satisfacción incomparable que no tiene precio porque se lo haces a Dios.
Maitiruma describe a Monchita
Ramona Vargas es considerada entre los habitantes de Maitiruma como una mujer justa, luchadora, persistente, trabajadora social que quiere el bien de todos por igual, sin importar su religión, ideología política o color de piel.
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