El actor Alec Baldwin, así como otros miembros del equipo de rodaje de ‘Rust’, han recibido una nueva demanda por la muerte accidental de Halyna Hutchins, la directora de fotografía del mencionado filme, tras recibir un disparo con una pistola de la que se suponía que no estaba cargada. En esta ocasión, son los padres y la hermana de la fallecida quienes exigen responsabilidades al intérprete, a la responsable del armamento de la producción, Hanna Gutiérrez-Reed, y a otros profesionales.
La abogada de la familia, Gloria Allred, ha confirmado ahora estas acciones legales de las que informó en un primer momento el medio estadounidense TMZ. Se alega que los protocolos de seguridad fueron totalmente ignorados por quienes precisamente debían garantizar su cumplimiento, lo que apunta a un acto negligente y, a su juicio, a la consecución de «daños morales intencionados». En lo que respecta al astro de Hollywood, la acusación sostiene que el artista no debería haber apretado el gatillo durante la fatídica prueba de cámara que desembocó en el deceso de Hutchins.
Los familiares de la fallecida también exigen una indemnización, cuya cuantía no ha trascendido, en base a una figura de la responsabilidad civil llamada ‘pérdida de consorcio’, que se aplica cuando un accidente o hecho lesivo impide a un cónyuge recibir del otro el afecto, la compañía, el apoyo e incluso las relaciones íntimas de las que disfrutaba antes de lo ocurrido.
El pasado mes de enero, Baldwin, Gutiérrez-Reed y los productores de la cinta fueron formalmente acusados de homicidio imprudente por la fiscalía de Santa Fe, en Nuevo México, abriendo la puerta a posibles consecuencias penales. «Después de revisar a fondo las pruebas… He determinado que hay suficientes evidencias. Bajo mi vigilancia, nadie está por encima de la ley y todo el mundo merece justicia», se expresó en estos términos tan duros la fiscal Mary Carmack-Altwies. Los abogados de Baldwin, así como otros expertos juristas, consideran que los cargos son desproporcionados y carentes de fundamento, ya que entienden que el intérprete no sabía, ni tenía por qué saberlo, que su arma estaba cargada.
