El municipio La Ceiba, del estado Trujillo, se mantiene con la mayor tasa de violencia de la región andina y con una de las más altas de Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Violencia en Trujillo (OVV Trujillo).
Por segundo año consecutivo, la zona forma parte del ranking nacional de los cinco municipios más violentos del país. Con una tasa de 130 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, ocupó el cuarto lugar de la lista después de El Callao (Bolívar), Jesús María Semprúm (Zulia) y Veróes (Yaracuy) que presentan tasas de 375, 160 y 150 respectivamente.
Según el Informe Anual Regional del Observatorio Venezolano de Violencia en Trujillo (OVV Trujillo), el municipio ubicado en la zona panamericana, supera la tasa de muertes violentas (TMV) nacional y regional situadas en 40.4 y 34.8 por cada 100 m/h.
No obstante, los datos reflejan que descendió en comparación con el año 2021, donde presentaba una tasa de 147. De acuerdo al análisis del equipo trujillano, las variables que podrían explicar comportamiento de la violencia en el municipio La Ceiba, son multidimensionales, siendo la pobreza una de ellas.
Para el 2021, este municipio se ubicaba por encima de la media de pobreza nacional, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), la cual arrojaba que 9 de cada 10 venezolanos se encontraban en estado de pobreza. Para el 2022, a pesar que la pobreza cae por primera vez en 7 años, el aumento de la brecha que separa a los distintos estratos sociales. La desigualdad en todas sus formas comienza a ser una constante en la realidad.
Otra variable que podría explicar los altos niveles de violencia en la zona, son las diversas acciones delictivas relacionadas con la extorsión y el tráfico de drogas, cuyas dinámicas y modalidades, exacerban las condiciones sociales y económicas locales, favoreciendo el desarrollo de negocios ilegales. Esto aunado a su ubicación geográfica, colindante con el Lago de Maracaibo, con una faja marítima que llega hasta Colombia, pudiendo facilitar el flujo de mercancía ilegal entre ambos países.
Otros municipios violentosDurante el 2022, 6 municipios trujillanos aparecen con tasas de violencia que sobrepasan la regional de 34,8 y la nacional de 40,4. Estos son: Andrés Bello, que vuelve a ocupar el segundo puesto como uno de los municipios más violentos con una tasa de 84, le siguen Monte Carmelo (69), Motatán (63), Carache (46) y Candelaria (42). Violencia en aumentoEl estado Trujillo registró un total de 240 muertes violentas (Homicidios, Muertes por Intervención Policial y Muertes en Averiguación) para una tasa regional de 34,8 por cada 100 mil habitantes, lo que representa un incremento de un 30,34% en comparación con el 2021 cuya tasa fue de 27,7.
En el ranking de violencia a escala nacional en el 2022, el estado Trujillo obtuvo el puesto 13, subiendo cuatro peldaños en comparación al 2021, donde ocupó el puesto 17 entre los estados más violentos del país. Al discriminar la tasa de violencia regional, se registró una tasa de homicidios de 5,7 en muertes por intervención policial 2,9, muertes en averiguación 24,8 y desapariciones 1,4.
Para el equipo del OVV Trujillo, después de la cuarentena establecida en Venezuela a raíz de los estragos del COVID-19, gran parte del país enfrenta economías debilitadas, pobreza, inequidad, entre otros; que han sido un caldo de cultivo para que el crimen organizado capte o reclute a jóvenes que ven en los grupos armados no estatales, una salida para solventar su crisis, tanto existencial, como social.
La confluencia de estos factores ha llevado a que los homicidios y la violencia sigan aumentado en la entidad, incluso, en municipios donde otrora las tasas de violencia eran bajas. El aumento de la violencia en las calles también es preocupante, al igual que en los hogares, de allí que se ha visto un aumento significativo de las denuncias de violencia de género y feminicidios.
A este flagelo se suman 29 muertes por violencia autoinfligida, lo que promedia más de dos suicidios mensuales al cierre del 2022. Víctimas y victimariosDe los 85 delitos registrados a través del Observatorio de Prensa del OVV Trujillo, el 49,4% las víctimas fueron mujeres y 50,6% hombres.
En cuanto a la edad de las víctimas, el mayor porcentaje estuvo en el grupo etario comprendido entre los 25 y 40 años con un 33,2%, le sigue el grupo de 41 a 60 años con 15,4%; los grupos de 0 a 5 y 6 a 11 alcanzaron el 13,3% cada uno; los de 18 y 24 años y más de 60 años, un 8,8% cada uno y entre los 12 y 17 años, 6,6%.
En cuanto a los victimarios o las personas que cometieron el delito, el 44,3% fueron consumados por un familiar o conocido de la víctima, 49,2% por delincuentes comunes, 1,6%, por grupos armados irregulares y el 4,9% por otras personas.Con relación al tipo de arma utilizada para cometer los delitos, en el 51.3% emplearon la fuerza física, un 31,1% armas de fuego, un 16.2% objeto cortante o punzante y en el 1.4% no se utilizaron armas.
Tendencia
Los niveles de violencia y criminalidad -en todas sus categorías-, se mantienen o aumentaron a lo largo del todo el territorio trujillano, por lo que debe abordarse como un problema estructural relacionado con la educación. Según ENCOVI, en el 2022, el sistema educativo cerró con una demanda potencial de 11 millones 278 mil personas, para la población de 3 a 24 años de edad, sin embargo, al menos 2 de cada 3 personas se declararon inscritos en un centro educativo para el periodo 2021-2022, alcanzando las cifras educativas más bajas de los últimos ocho años.
El hecho que aproximadamente un millón y medio de niños, niñas y adolescentes, permanecieron fuera del sistema educativo, puede conllevar a varias hipótesis que podrían explicar el aumento de la violencia en la entidad. La crisis venezolana ha obligado a niños y jóvenes a abandonar sus estudios para trabajar y coadyuvar con el sustento diario de sus familias. Otros buscan soluciones más rápidas a su situación socioeconómica y se unen a grupos delincuenciales, lo que redunda en un aumento progresivo de las diversas modalidades de violencia.
Según los especialistas, en cuanto a la violencia intrafamiliar, existe la alta probabilidad de que quien es testigo de violencia parental durante la niñez, repita la historia como adulto. Se cree que las generaciones de mujeres más jóvenes, con niveles de educación más alta y acceso a información, tienen más posibilidades de romper este ciclo.
A juicio del equipo del OVV Trujillo, la violencia en la entidad es multifactorial, para la que no existe una solución sencilla o única. En consecuencia, se hace necesario actuar simultáneamente en diversos niveles y sectores de la sociedad, para prevenirla, a través de políticas públicas que permitan atender factores de riesgo individuales y adoptar medidas encaminadas a fomentar actitudes y comportamientos sanos en los niños y jóvenes durante su desarrollo. Esto permitirá modificar actitudes y comportamientos en aquellos jóvenes que ya se han vuelto violentos y corren el riesgo de atentar contra su familia, vecinos o cualquier otro individuo o contra sí mismos.