Con una asistencia que triplicó la registrada el lunes 16 de enero, los docentes y demás trabajadores de los gremios se concentraron en Coro y marcharon este lunes 23 de enero, a 65 años de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
La plaza Linares ubicada en la avenida Manaure fue la tribuna desde la cual los trabajadores que denuncian recibir salarios de hambre y de miseria, elevaron una vez más su voz de protesta exigiendo un salario digno según el artículo 91 de la Constitución.
A pesar de muchos haber recibido amenazas de despido por exigir salarios dignos, los educadores activos, así como jubilados y demás trabajadores de la administración pública, vencieron el miedo y exigieron al gobierno nacional la reivindicación necesaria, un salario acorde y el fin de las migajas que representan los bonos y bolsas que -segun dijo uno de ellos- «traen productos de la línea blanca como sal, azúcar, arroz y harina».
Francisco Martínez, quien trabajó 40 años como docente dijo que los maestros llevan una cruz que ya no pueden sostener, que pega cuando tienen que comprar comida, cuando se enferma un hijo, cuando toca comprar medicinas, ropa, incluso para moverse al trabajo.
«Nunca en mis años de servicio había visto un panorama tan dantesco, tan negro, de atropello y de injusticia. Valga recordar que las leyes creadas para mayor garantía y estabilidad nacieron de las luchas magisteriales, eran leyes que se respetaban; sin embargo, hoy en día lo más elemental que es una Convención Colectiva no se respeta y aunque se venció, el gobierno no ha querido terminar sino pretende dar puras dádivas, negando el aumento», lamentó.
Consideró que «los docentes no tienen estabilidad en este momento pues se viola la contratación colectiva a diestra su siniestra, también el reglamento del profesor docente, incluso la constitución».
La concentración siguió con una marcha por la Manaure hasta la Rómulo Gallegos, siguiendo hasta la avenida Tirso Salaverría siguiendo hasta Los Tres Platos.
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