jueves, mayo 2, 2024
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Policías violadores irán a curso de educación sexual en lugar de cárcel

Dos policías acusados de violar a una joven de 18 años en Estepona, España, fueron sentenciados a dos años de prisión; sin embargo, no pisarán la cárcel debido a un acuerdo en el que establece tomarán cursos de educación sexual, por su “escasa probabilidad de reincidir”.

Los policías, identificados como Juan Carlos G y Vicente Julián P, tampoco volverán a prestar sus servicios en el departamento de seguridad estatal durante el tiempo que dure su condena.

Asimismo, tampoco fueron llevados a un juicio debido a que lograron un acuerdo con la víctima y su familia, por lo que deberán indemnizar a la joven con 80 mil euros, de acuerdo con información de medios locales.

Aunque en un principio la fiscalía pedía una pena de 30 años de cárcel para cada uno de los policías, gracias al acuerdo, la condena se redujo a solo dos años sin llegar en cursos de educación sexual.

Los dos policías fueron detenidos en verano de 2018 e ingresaron de manera provisional en la prisión, de donde salieron bajo fianza.

El Ayuntamiento  les suspendió entonces de empleo y sueldo, decisión que mantiene aún hoy. La Fiscalía de Málaga solicitó 30 años de cárcel para cada agente por un delito de agresión sexual, mientras que la acusación particular pedía tres más —33 en total— porque consideraba que habían obligado a la joven a consumir cocaína contra su voluntad.

El juicio no se llegó a celebrar porque en la vista previa, el 22 de abril, la acusación particular, las defensas y el Ministerio Fiscal presentaron un escrito conjunto tras llegar a un acuerdo. El juez dictó entonces una sentencia de conformidad en la que los acusados aceptaban dos años de prisión e inhabilitación durante otros dos años para un empleo público, así como libertad vigilada durante cinco años y prohibición de acercarse a 500 metros de la víctima, además de pagarle 80.000 euros de indemnización, deuda que ya han sufragado.

Aquella noche, la víctima había viajado  junto a un amigo y una amiga para celebrar que había acabado el Bachillerato en Madrid, donde reside. Se alojaron en el apartamento que poseen sus padres en la localidad malagueña y salieron de fiesta la noche del 9 de junio. Sobre la una y media de la madrugada, a las puertas de una discoteca, tomaron cuatro copas de ron con Coca Cola cada uno. Cuando salieron del local, cerca de las seis de la mañana, se encontraban afectados.

Camino de casa, en el vehículo, los amigos se toparon con un control de la Policía que no los dejó seguir manejando, uno de los policías llamó a un taxi para que recogieran a los jóvenes y, más tarde, tanto él como su compañero se personaron en el apartamento de los padres de la víctima.

El documento recoge que la chica se sintió confusa porque no sabía cómo decir que no a un policía. Cuando llegaron los agentes, vestidos de uniforme, querían llevarse a la chica a su casa, pero su amiga se negó.

“Vale, pues todos para arriba”, dijo uno de los agentes, que según el documento judicial, queda probado que iba “con la idea ya pergeñada de mantener relaciones sexuales con ella y con ánimo libidinoso”. Ya en la vivienda, uno de ellos comenzó a colocar rayas de cocaína sobre la encimera de la cocina.

Mientras la amiga de la víctima se fue a su habitación para cambiarse e irse de la vivienda, los agentes, “con ánimo de satisfacer sus apetitos sexuales”, lograron que la chica se desnudara y se tumbara en la encimera de la cocina donde abusaron de ella, reseña El País de España.

La otra chica entonces salió corriendo de la casa y pidió ayuda a un sanitario que encontró, quien llamó a la Policía Nacional.

La chica denunció lo ocurrido más tarde y requirió de tratamiento médico farmacológico y psicoterapéutico, presentando síndrome de estrés postraumático.

Cactus24//28-07-2022

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