Las innumerables protestas de los empleados públicos son parte de una realidad distinta en comparación con los trabajadores independientes e informales que han ocupado avenidas, veredas, plazas, comercios y hasta estacionamientos de la ciudad de Coro.
Jóvenes con franelas en mano, niños deambulando con dulces en las paradas de transporte y ancianos vendiendo desde un paquete de aliño hasta verduras, se aprecian en los sectores populares de la ciudad capitalina.
El director de la asociación de trabajadores, emprendedores y microempresarios de Venezuela, dijo que al menos 7 millones de venezolanos laboran por cuenta propia en el país, Coro no escapa de las estadísticas.
Según el presidente de la Cámara Industrial, Comercial y Agrícola del estado Falcón (Cicaf), Antonio Molina, asegura que cada emprendimiento formal equivale a 7 informales, según las cifras que obtuvo de la alcaldía de Miranda.
Hasta ahora, la secretaria regional de economía no tiene un registro sobre cantidad de comercios formales e informales en la entidad. La falta de estadísticas económicas en la región es una falla del sector público y privado, lo que impide conocer los índices oficiales o estimaciones.
Combinar dos trabajos
León Hernández es ingeniero petrolero, trabajó por 8 años en Anzoátegui, pero hace más de 2 años se instaló con su esposa en Coro. Durante la pandemia, León decidió estudiar cocina y posteriormente, fundó un establecimiento de comida (perros calientes, pizza y pasapalos) mientras esperaba su traslado a Pdvsa Gas.
«La pandemia trajo miedo y decidí sacar mi puesto de perro caliente, mi emprendimiento, pero luego del traslado, me organizo por la mañana que estoy en PDVSA Gas y por la noche estoy en mi negocio», dijo.
León invirtió 130 dólares americanos para iniciar con su venta de comida.
Comprar y vender barato para vivir
Carolina Ramírez, vive en el sector Las Malvinas del municipio Colina. En su calle, hay más de 3 bodegas con biopago y puntos de venta. Los establecimientos venden desde víveres hasta hortalizas por detallado.
Carolina, es madre soltera de 3 niños y optó por invertir 40 dólares americanos -su único capital- para empezar a vender a través de su estado de WhatsApp perfumes y collares que trae de la ciudad de Barquisimeto.
Tiene una larga experiencia en migración producto de la emergencia humanitaria. Estuvo en Colombia, Aruba, Curazao y Panamá.
«En realidad luego de migrar tantas veces, sentí en algún momento que no tenía un propósito, así que decidí emprender», dijo.
Ramírez comenta que no está dispuesta a volver a cumplir un horario, sino a trabajar por cuenta propia a pesar de las dificultades que le rodeen.
«Yo quiero ir creciendo y lograr tener un comercio informal», expresó.
Las propuestas innovadoras en Coro son pocas y sin promoción. La mayoría vive de la informalidad para poder comprar las tres comidas diarias. Además, del aumento de uso de aplicaciones digitales para monetizar en dólares, en la mayoría de los casos se ha convertido en un dolor de cabeza para retirar el dinero invertido.
A falta de empleos, probar la suerte es la única opción
Victoria García vive en Coro, estudia medicina y para costear sus gastos decidió crear una marca digital para vender bisuterías.
Con un capital de hasta USD 50 inició confeccionando collares y pulseras. Las vende y las promociona por Instagram y WhatsApp. Comenta que lo hace por la falta de empleos en la ciudad y por la falta de tiempo.
A través de promociones, ofertas y rifas; vendió su primera colección lo que le permitió seguir invirtiendo y sostenerse con los meses.
Ahora Victoría pudo crear etiquetas, calcomanías y un nombre entre su círculo más cercano. Hasta 50$ por semana puede facturar.
Redacción: Jhonattam Petit
Cactus24 (20/05/2022)
