El consejo comunal Héroes Revolucionarios y la comuna Los Dos Comandante, construyeron 15 viviendas dentro de un terreno baldío destinado para un nuevo cementerio municipal ubicado en el sector Las Trincheras, variante sur de la ciudad de Coro.
Por cada vivienda, viven hasta 5 personas. Las calamidades se traducen en falta de agua potable y sistema de aguas servidas. En pleno siglo XXI, el pozo séptico y la letrina es la única opción para niños y adultos.
Para llegar al lugar, es obligatorio cruzar la variante nacional por donde se movilizan todo tipo de vehículos. No existe una pasarela para las familias que viven en el sector Las Trincheras ni mucho menos para el nuevo sector creado por el poder popular.
No hay vialidad, ni parques recreativos, la electricidad depende de un solo transformador y cada hogar tiene al menos 2 tanques para almacenar agua. Según los habitantes, para tener un sistema de aguas servidas óptimo el gobierno regional tendría que “romper la variante”, pero no están dispuestos.
Cada 21 días un camión cisterna ingresa a la comunidad por una entrada improvisada para abastecer de agua potable a las 15 viviendas. En el peor de los casos, deben esperar hasta 31 días por el vital líquido.
“Nosotros estamos felices como estamos, solo nos hace falta agua, pero pasarán años para que nos respondan”, dice sin esperanza Daysi Pimentel, ama de casa quien en oportunidades cruza la Variante Sur con pimpinas de agua para poder hacer los quehaceres de su hogar.
Entre 3 y 4 dólares americanos tienen que cancelar por un camión cisterna cuando el agua no alcanza para un hogar integrado por más de 5 miembros. “A mí no me alcanza el agua, imagínese la familia que tiene más integrantes”, agregó
Monte y culebra
La inexistencia de alcantarillado contradice una atención oportuna e indispensable en cuanto a la garantía de los servicios básicos para que los habitantes puedan vivir dignamente.
“Aquí lo que hay son pozos sépticos, como en el pasado y quien no, botan el agua sucia para sanear el baño”, dijo una vecina quien decidió no revelar su identidad.
¡Cuidado con una coral!, son los gritos de Daysi cuando sus niños salen a volar volantín para distraerse. A pesar de expresar conformidad, la maleza y el lugar donde está ubicada su vivienda es un epicentro de serpientes que en oportunidades tiene que matar o esperar que su esposo vuelva del trabajo para proceder.
“Yo le enseño a mis hijos que cualquier cosa que vea no la toquen, nosotros pagamos a trabajadores de la alcaldía (Miranda) para que nos limpiaran este terreno, cada familia les pagó con artículos de comida”, contó.
Quienes no están dispuestos a usar sus baños, las letrinas son una opción, esta modalidad representa un peligro para los infantes.
A pesar de la precariedad, las familias entrevistadas cuentan que aceptaron vivir en el sitio por la necesidad de viviendas “dignas”, sin embargo, tienen 2 años esperando que el gobierno nacional les otorgue el título de propiedad.
Redacción Jhonattam Petit—
Cactus24 (11/03/2022)