La autoestima se origina y se va edificando desde las iniciales relaciones del niño con los padres (o con las figuras significativas) a través de ser querido, valorado y apreciado, pero además que él tenga la capacidad de percibir y registrar esos afectos.
Una cosa es que los padres quieran y valoren a un hijo y otra, que éste pueda sentirlas.
Caso contrario, los padres que en forma recurrente e indiscriminada lo descalifican (“no seas tonto”) o no lo valoran (“solo te sacaste un 8, ¿por qué no un 10?”), esas opiniones pueden llegar a tener una profunda repercusión en la futura personalidad del pequeño.
Tanto en el niño, adolescente o adulto la devaluación en su autoestima genera inseguridad, miedos, angustia y un ánimo triste o depresivo. A su vez, es frecuente que en su intento de alcanzar el afecto que anhela, quien se sienta menos tienda a inducir relaciones personales complicadas que implican dar pena, reclamar justicia, extorsionar a los demás.
«Sentirse bien con uno mismo es imprescindible para vivir de manera satisfactoria, poder sostener la incertidumbre ante los desafíos, no derrumbarse frente a los fracasos y tolerar los conflictos de la convivencia», destaca Norberto Abdala, médico psiquiatra.
Toda persona tiene un yo ideal que abarca lo que le gustaría ser con las cualidades o características que desearía poseer o desarrollar. Pero, por otro lado, existe un yo real, aquello que siente que es posible y que registra con sus conductas o acciones.
Según la distancia que exista entre el yo real y el yo ideal podrá sufrir o no problemas de autoestima: a mayor distancia menor autoestima.
Indicadores de una persona con autoestima baja
1) Ser autocríticos y estar insatisfechos consigo mismo.
2) Tener una hipersensibilidad a comentarios o críticas que las vive como ataques.
3) Tener constante indecisión por temor excesivo a equivocarse.
4) Tendencia innecesaria por complacer a los demás.
5) Desmoronamiento emocional si las cosas no salen a la perfección.
6) Frecuentes sentimientos de culpa por exageración de sus errores.
Sentirse bien con uno mismo es imprescindible para vivir de manera satisfactoria, poder sostener la incertidumbre ante los desafíos, no derrumbarse frente a los fracasos y tolerar los conflictos de la convivencia.
Las respuestas a los acontecimientos de la vida dependen de lo que se piensa sobre uno mismo y no de lo que los demás piensan de uno.
Así como tener poca autoestima tiene sus desventajas, tener demasiada también, ya que una persona acaba siendo engreída, narcisista o ególatra. Siempre es un error –que se paga caro– creerse más de lo que uno es o menos de lo que uno vale.