El terror ha regresado a Netflix y lo ha hecho de la mano de El páramo, la nueva cinta dirigida por David Casademunt. El nuevo título original de Netflix de producción española se presentó en el pasado Festival de Cine de Sitges 2021, y si eres de los que te apasionan las historias monstruosas, puede que hayas encontrado tu nueva imprescindible en la plataforma de ‘streaming’.
El páramo llega a Netflix como una de sus producciones originales y un nuevo título hispano que apela al horror, pero esencialmente psicológico.
Y cuya historia se ambienta en el siglo XIX, cuando Lucía (Inma Cuesta), Salvador (Roberto Álamo) y su hijo Diego (un destacado Asier Flores) se han aislado de la civilización, a causa un país herido por las guerras, situando su hogar en un llano de Teruel, el páramo del título.
Es así que, huyendo de la violencia y la locura, esta familia se estable literalmente en medio de la nada. A pesar de lo que igual Salvador sale premunido de su escopeta para acompañar a un asustado Diego a la letrina que se ubica metros más allá de la casa.
Y aunque es su padre la figura protectora, el chico es muy cercano a su madre, quien hace que la asista en muchas de sus actividades, mientras su padre ve con resignación cómo todavía no puede enseñarle sobre armas, si él cree que su hijo ya no es un niño.
Jornadas que incluyen noches con el relato de cuentos de terror, varios de los que inquietan, pero no asustan a Diego, hasta que su padre narra la historia de “la bestia”, una criatura de leyenda que camina por el mundo en busca de las personas más frágiles.
Una amenaza que crece con los días
Un “monstruo” que claramente perturba a Salvador, quien afirma que cuando más se le teme más se acerca, que se alimenta de los miedos de las personas y que aunque no se vea, está ahí. El que, como se sabe después, habría ocasionado la muerte de su hermana.
Una leyenda que marca el inicio del término de la tranquilidad para esta familia, que se ve empeorado cuando una barca aparece en el río cercano. A bordo de la cual viaja un hombre mal herido, que después se quita la vida ante unos asustados Lucía y Diego.
Al encontrar una foto de su familia entre los objetos del suicida, Salvador decide tomar su caballo para entregar el cadáver a sus cercanos, dejando solos a su mujer e hijo por algunos días. Sin embargo, pasa el tiempo y no hay señal de él, pero sí de algo más.
Un ser al que Lucía divisa casi a diario, quien le dispara constantemente, aunque nunca está muy claro a qué. Lo que se suma al evidente cambio en la personalidad de la mujer, quien ya no se preocupa tanto de su hijo ni de la casa como solía hacerlo.
Lo que se ve agrava después de una fuerte tormenta y el retorno del caballo de Salvador, pero sin él, y que Diego divise a una extraña figura en el medio de la noche. ¿Será la bestia que se ha hecho presente o solo el producto de la soledad y una imaginación herida?
Una disyuntiva que recorre gran parte de la narración de El páramo, una cinta que, a pesar de abusar un poco del ritmo pausado, se convierte en la buena carta de presentación de Casademunt al mundo, mezclando el folk horror -subgénero con entorno rural, aislamiento y mitos- con el terror psicológico.
Cactus24//08-01-2022