El hallazgo en los últimos dos meses de 1.315 tumbas sin marcar en antiguos internados para niños indígenas ha sacudido a Canadá. En este marco de dolor e indignación por los descubrimientos, que han traído al presente el horror de aquellas instituciones (ya cerradas) para la asimilación forzosa de la población autóctona, al menos 48 templos cristianos –católicos en su mayoría- se han visto afectados por incendios u otros actos vandálicos.
La Asamblea de las Primeras Naciones de Canadá, que agrupa a 634 jefes autóctonos (1,4 millones de ciudadanos se definen como indígenas, el 4,9% de la población), ha condenado los hechos; pide unidad y esfuerzos para construir relaciones en estos momentos difíciles. “Apoyo a todos mis miembros, independientemente de su religión o creencias. Esto es inaceptable”, declaró a Global News Keith Crow, líder de la reserva Lower Similkameen.
De esos 48 templos, 21 han sido consumidos –parcial o totalmente- por las llamas. La policía los investiga como “fuegos sospechosos”. Además de templos católicos, también han sufrido daños instituciones de los anglicanos de la Iglesia Unida de Canadá, de los coptos ortodoxos y de la Iglesia de la Alianza vietnamita. El primero de estos incendios tuvo lugar el 21 de junio en la iglesia del Sagrado Corazón, ubicada en la reserva Penticton (Columbia Británica). El más reciente ocurrió el pasado día 19 en la iglesia copta ortodoxa de St. George, situada en la ciudad de Surrey (en la misma provincia).
Al menos otros 27 templos han sufrido distintos tipos de actos vandálicos, especialmente pintadas en rojo. El 26 de junio, una estatua de Juan Pablo II junto a la iglesia del Santo Rosario en Edmonton (Alberta) fue atacada con pintura de ese color. Los mensajes escritos sobre muros y puertas de templos de Saskatchewan, Columbia Británica, Ontario y Alberta se repetían en muchos casos: “Éramos niños”; “Nuestras vidas importan”; “215” (el número de tumbas halladas en Kamloops). Steve Addison, portavoz de la Policía de Vancouver, advertía la semana pasada que “hay mejores formas de mostrar puntos de vista, enojo y frustración. La gente puede pensar que está realizando una buena causa, pero no es así”.
Justin Trudeau, primer ministro canadiense, ha calificado estas acciones de “inaceptables e incorrectas”. Trudeau dijo comprender la ira de muchas personas, especialmente hacia el Gobierno federal y la Iglesia católica, que gestionó la mayoría de centros abiertos entre 1883 y 1996, pero subrayó que ese “no es el camino a seguir para lograr la justicia”. “Debemos trabajar juntos para corregir los errores del pasado”, añadió.
El 27 de mayo se anunció un primer hallazgo de tumbas sin marcar en el antiguo internado de Kamloops. Después se hicieron públicos los casos de los internados de Marieval y St. Eugene’s Mission. El más reciente, el 12 de julio, ocurrió en el de Kuper Island. Estos centros formaron parte de la red de internados que tuvo Canadá para instruir por la fuerza a más de 150.000 niños indígenas en la cultura dominante. El Gobierno federal financió estas instituciones aunque la administración de los centros estuvo a cargo de grupos cristianos (más del 70% católicos).
El País
Cactus24/31-07-2021