El Gobierno rojiverde en minoría del socialdemócrata Stefan Löfven perdió este lunes una histórica moción de censura en el Parlamento, votada por uno de sus aliados y la oposición de derecha, que devuelve a Suecia a un difícil panorama político, aunque todavía no se sabe si se abrirán negociaciones para formar otro ejecutivo o habrá elecciones anticipadas.
La moción, apoyada por 181 diputados (seis más de la mitad del Parlamento y del mínimo requerido), culmina un proceso iniciado el martes pasado, cuando el Partido de Izquierda dio un ultimátum de 48 horas al Gobierno para que retirase o modificase un proyecto de reforma de la ley de alquileres si quería seguir contando con su apoyo en la Cámara, decisivo para la mayoría.
El ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) se apresuró a presentar una moción y conservadores y democristianos, a anunciar su apoyo, pese a que están a favor de la reforma. El Gobierno lanzó una oferta ayer, pero el rechazo de los excomunistas dejaba decantado el resultado de la votación, la primera moción de censura que pierde un primer ministro sueco en ejercicio.
«El Gobierno dispone ahora de una semana. Vamos a hablar con nuestros aliados y reflexionar sobre qué camino tomar», dijo en rueda de prensa Löfven, que reconoció una situación política «muy difícil», igual que después de los comicios generales de 2018, cuando se tardó cuatro meses en formar gobierno, un récord en Suecia.
Löfven habló de una «mayoría accidental» entre los cuatro partidos que votaron a favor de la moción «solo para hacer caer al Ejecutivo» pero que no tienen ningún proyecto de Gobierno conjunto y criticó a la Izquierda por no querer negociar una oferta de última hora, si bien recordó que esa fuerza política sigue prefiriéndolo a él como primer ministro.
EL BLOQUEO A LA ULTRADERECHA, LA RAÍZ DEL PROBLEMA
La situación vivida hoy está estrechamente ligada al vacío que el resto de fuerzas le han hecho al SD desde que entró en el Parlamento en 2010, una singularidad en la política nórdica, donde fuerzas similares hace tiempo que fueron aceptadas y han gobernado o apoyado ejecutivos en Dinamarca, Noruega y Finlandia.
Löfven pudo gobernar así en minoría en su primera legislatura (2014-2018) y repitió la jugada en la segunda, a pesar de que el centroderecha ganó las elecciones, aunque esta vez tuvo que hacer el más difícil: un pacto con centristas y liberales, además de los ecologistas, con varias propuestas polémicas y que debía ser apoyado por la Izquierda, pese a quedar marginada de la negociación.
Los excomunistas, cuyas amenazas en el pasado habían quedado solo en palabras, marcaron ya entonces dos líneas rojas para seguir respaldando al Gobierno, el mercado laboral y el régimen de alquileres, aunque aceptaron la primera reforma al surgir de un pacto entre patronal y sindicatos.
UNA CONTROVERTIDA REFORMA
El proyecto, que se encuentra en fase de audiencia pública, supone que el alquiler en nuevas propiedades deje de estar regulado y pueda ser acordado entre propietario y arrendador según el valor de mercado.
Una reforma menor que solo afecta a un mínimo porcentaje, dicen los socialdemócratas; un primer paso para la liberalización total de los precios de los alquileres, responden la Izquierda y los representantes de los inquilinos.
Löfven y la líder centrista, Annie Lööf, ofrecieron ayer que las partes del sector inmobiliario pudiesen negociar por su cuenta hasta el 1 de septiembre: si llegaban a un acuerdo, se retiraría el proyecto de reforma; si no, este seguiría adelante.
Pero tanto la Izquierda como la Asociación Nacional de Inquilinos rechazaron la propuesta, al considerar que suponía negociar bajo amenaza.
DIFÍCIL PANORAMA POLÍTICO
Tanto Löfven como el resto de líderes políticos se han abierto a negociar, aunque la situación en torno al SD ha cambiado respecto a dos años y medio atrás.
Conservadores y democristianos hace meses que aceptaron negociar con la ultraderecha y gobernar con su apoyo. Y el Partido Liberal anunció recientemente, coincidiendo con su cambio de líder, su deseo de apoyar un candidato del centroderecha en el futuro.
«El acuerdo de enero (de 2019) ya no está vigente, era la base del Gobierno de Stefan Löfven. En las conversaciones con el presidente del Parlamento y en unas eventuales elecciones anticipadas, propondremos un gobierno de centro derecho», dijo hoy la líder liberal, Nyamko Sabuni.
Su homóloga del Partido de la Izquierda, Nooshi Dadgostar, se mostró abierta a «conversaciones, discusiones y negociaciones» con todos los partidos, sin contar el SD, y extendió la mano a Löfven para que vuelva a encabezar un gobierno «pero sin alquileres fijados por el precio de mercado».
«Estoy listo para liderar un nuevo gobierno. Siempre lo he estado», afirmó el líder conservador y cabeza de la oposición, Ulf Kristersson, al que no le llegaría el apoyo de los liberales para alcanzar los 175 diputados necesarios para la mayoría.
Kristersson necesitaría también los votos del Partido Centrista, que mantiene sin embargo su oposición total a gobernar con el apoyo de la ultraderecha.
Cactus24 21-06-21