El presunto asesinato de John Suffield, el dueño de una tienda ubicada en Liverpool (Inglaterra), ocasionó que Ray Gilbert pasara 36 años tras las rejas, aunque fuese inocente.
Según documentó el diario local ‘Liverpool Echo’, los eventos se remontan a 1981, cuando Suffield fue apuñalado por un intento de robo. A pesar de que no había suficiente evidencia, Gilbert y otro hombre llamado John Kamara, fueron acusados y sentenciados a cadena perpetua.
En ese entonces la policía dijo que Gilbert había confesado durante el interrogatorio. Sin embargo, recientemente pudo probar su inocencia y limpiar su nombre, asegurando, además, que esa supuesta confesión era falsa.
Mediante el uso de un detector de mentiras que analiza el movimiento ocular, el hombre hizo las dos siguientes afirmaciones: «No apuñalé al gerente de Coral el 13 de marzo de 1981” y “Admito haber apuñalado al gerente de Coral el viernes 13 de marzo de 1981”.
La primera afirmación – la cual demostraba su inocencia – fue catalogada como verdadera, mientras que la segunda – en la cuál mencionaba haber cometido el delito -, resultó falsa.
Tras el ejercicio, el director de la empresa que realizó el experimento, Terry Mullins, declaró con seguridad al medio mencionado: «Si me preguntas, ¿Ray entró en la tienda de apuestas y apuñaló a la víctima 19 veces? No, no lo hizo”.
De hecho, Gilbert pudo haber salido de la cárcel en 1996 si hubiese confesado, pero nunca quiso ceder ni rendirse con su caso.
Su compañero, en cambio, sí fue liberado en el 2000, tras pasar 19 años en prisión por un crimen que no cometió.
Ahora solo le resta solicitar análisis adicionales a las pruebas existentes del caso para probar completamente su inocencia. “Podría casarme con mi pareja, sería el mejor sentimiento del mundo. Podría recuperar mi vida”, declaró a ‘Echo’.