Se repite por enésima vez, los ciudadanos venezolanos sensatos no albergamos dudas con relación al significado esencial de Venezuela y de la unidad que debe congregarnos con miras al bienestar de la población. Respetando el pensamiento de todos, ratificamos nuestra convicción de que Maduro, la Asamblea Nacional, el TSJ y otros poderes públicos, no reúnen la legitimidad que es esencial, y además que los derechos de los venezolanos han sido frecuente e impunemente violados, y su bienestar ignorado. En este momento, incluimos la atención a los impactos muy negativos de la situación conflictiva en Apure y la frontera con Colombia, del Proyecto de Ley de las Comunas y de la vacunación y combate total contra la pandemia.
Existe base para lo que dice Monseñor Lückert respecto de la falta de líderes. Por mi parte, sin pretender serlo, participo sin miedo y con responsabilidad en la lucha vital, en Falcón, Maracaibo y toda Venezuela. Incluso llegará el momento de hablar de la lucha mundial. Existe base para que Leonardo Padrón diga que no entiende una ideología, si es que se puede llamar así, con tanta indolencia en su premisa. Que no entiende si se conviene con que Venezuela es gobernada por una mafia criminal. Si gobiernan delincuentes que no se conmueven ante un niño agonizando, que no tienen un síntoma de humanidad, que no tienen alma. Yo mismo más de una vez me he preguntado de qué clase de familia forman parte. Pero también me pregunto respecto de los venezolanos que, siendo supuestamente opositores, son capaces de dialogar y de alcanzar acuerdos con estos gobernantes, y de participar en elecciones en este país sin instituciones, sin poderes públicos, con partidos “fantasmas” y con un CNE, una vez más, elegido en forma inconstitucional. Llama la atención que el rector Márquez, de mi consideración, ante la pregunta relativa al problema grave de la participación de partidos “fantasmas”, responda que eso no es problema de ellos, sino del TSJ. Todo el mundo en Venezuela, incluyendo a Márquez, conoce la sentencia del TSJ respecto de los partidos “fantasmas”, razón por la cual no debería desentenderse de este asunto tan importante en materia de legitimidad electoral.
Ahora, en Paraguaná, el hogar de la Sociedad Amigos de Paraguaná y de Voluntarios de Paraguaná, SC, me tomo la libertad de apoyarme en Carlos Blanco para: a) Calificar lo que Márquez llamó “elecciones medianamente transparentes”, como “medianamente transparente para gente medianamente ciudadana, por parte de dirigentes medianamente imbéciles”. b)Derivar una visión mediocre de dirigentes que consideran a los electores también mediocres. c) Establecer que no hay forma de disfrazar y ocultar que se trata de un proceso que no es transparente, limpio, libre, ni justo; ni de apelar a lo trillado de que hay que hacerlo porque no hay otra opción, ni siquiera con el “pañuelo en la nariz”. d) Que es fundamentalmente una ofensa a los ciudadanos a los que se convoca a participar. e) Que pasar de “elecciones este año con este régimen, jamás”, a “estamos considerando actuar unitariamente”, significa tal vez aterrizar de barriga y a trompicones en la fiesta del CNE. Es como demasiado. f) Que las precondiciones electorales de las cuales se ha hablado, también se buscan “medianamente”. Ni hablar de la eliminación y sustitución de partidos políticos. g)Finalmente que la participación en estas elecciones fortalecería al régimen y debilitaría aún más a la oposición, dado que es evidente que la desviación electoralista atenta contra el desconocimiento de Maduro logrado en buena parte del mundo.
En estas condiciones, se ratifica, dentro de la Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional, interprete y líder cabal de la decisión fundamental e invariable de recuperar la democracia, la libertad, la justicia y todos los principios y valores de la dignidad, y de asegurar la continuidad de la República, para el pueblo de Venezuela, la obligación trascendental de cumplir con la coherencia y responsabilidad requeridas, con el Presidente Guaidó y la Asamblea Nacional legítimos, todos los compromisos asumidos dentro y fuera del país. Como miembros de la sociedad civil que cumple con su papel protagónico, nos sumamos a la invitación a todos los sectores y factores de Venezuela a profundizar la lucha por el restablecimiento absoluto de la Constitución, e iniciar la reconstrucción moral, ciudadana y material que Venezuela necesita con urgencia.
Douglas Játem Villa