Sin ellas y ellos, el sistema de salud colapsaría. Están presentes en los momentos más significativos de la vida y atienden no sólo a los pacientes, sino a sus familias. Son las enfermeras y enfermeros que este 12 de mayo celebran su día.
El Día internacional de la enfermera se conmemora en esta fecha en todo el mundo con ocasión del aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, una enfermera, escritora y estadística británica, considerada precursora de la enfermería profesional moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería.
Las enfermeras son profesionales que actúan con independencia, con definición, responsabilidades, cuerpo de doctrina y funciones propias reconocidas legalmente: asistencial, docente, gestora e investigadora. Las enfermeras valoran y evalúan científicamente, basan sus intervenciones en principios científicos, humanísticos y éticos y obtienen resultados mediante la evidencia científica, auxiliándose de medios y recursos clínicos y tecnológicos adecuados.
Probablemente esta frase no tenga sentido para todos nosotros, pero cuando alguien se ha sentido enfermo de seguro ha valorado mucho a la persona que le ha dado una palabra de aliento o su simple compañía y al interpretar estos sentimientos de seguro esto se convierte en una realidad.
En ese sentido, Cactus24 realizó un trabajo especial, a propósito del día internacional de las enfermeras, para conocer a esas personas que ves en los momentos críticos de la vida, cuando inevitablemente alguien enferma o tiene un accidente, además de ser los guardianes de primera línea en la batalla contra la Covid-19 que afecta al planeta.
Mineryi Guanipa, una enfermera con 10 años de servicio en el área de enfermería del ambulatorio de la población de Tacuato en el municipio Carirubana, asegura que la tarea de la enfermera es ardua, “a veces poco reconocida”, pero esta profesión ofrece un gran sacrificio, más no ganancias económicas, aunque dice que todos los pacientes merecen el mejor trato, solo porque se cuenta con vocación.
“Cuando inició la pandemia tenía pensado renunciar pero lo pensé y dije ¿qué voy hacer? me quedo sin trabajo y sin nada que hacer por los que más necesitan, así que así sea poco el sueldo tenía que salir adelante sobre el miedo al contagio pero con la fe en Dios de que las cosas van a salir bien”.
Agregó que sufre de neumonía y asma y si se contagia no le va a ir bien en esa parte, pero la pasión que tiene por su trabajo es más grande.
A la mayoría de las enfermeras no se les reconoce su labor y esfuerzo para ayudar a los demás, al contrario -añade- «muchos menosprecian el trabajo que se hace».
Lamentó que haya mucho contagio en el personal sanitario porque explica que no están dadas las medidas de precaución que debería tener, la falta de equipos de bioseguridad para todo el personal, así sea el de un ambulatorio que no atiende casos de enfermos Covid-19, pero que está expuesto al contagio.
Reseña que para que todo vuelva a la normalidad falta mucho tiempo.
Mineryi destaca que el área de trabajo que más le apasiona es en la sala de partos “me encanta esa área es muy bonito porque se puede recibir vida, el nacimiento de un bebé es lo más hermoso del mundo y hay también momentos críticos cuando se complica el parto y el bebé sale morado y allí sí hay que actuar rápido para darle los primeros auxilios”.
Por último, dijo que su trabajo es de 24X48 horas, un día completo de trabajo y dos días libres, todo debido a las dificultades de movilización desde su casa en la población de la Vía Santa Ana hasta Tacuato. Mineryi debe tomar bus, moto, bicicleta, camión o ir a pie, para poder trasladarse a su sitio de trabajo.
Puntualiza que no desmaya en seguir haciéndolo con el propósito de ayudar a otros y sentirse bien consigo misma.//Fotos cortesía
Cactus24/11-05-2021
