A solo cuatro días y en pleno pico de la pandemia, el Parlamento de Chile aprobó ese martes postergar durante cinco semanas las megaelecciones del 10 y 11 de abril para elegir representantes municipales y regionales, así como los delegados que redactarán una nueva Constitución.
El cambio de fecha al 15 y 16 de mayo, solicitado por el gremio médico tras el agravamiento de la pandemia y propuesto por el Gobierno el pasado 29 de marzo, fue promulgado este mismo martes por el presidente del país, Sebastián Piñera.
«Las razones para promover esta postergación son muy sólidas y son básicamente dos: primero, cuidar la salud de nuestros compatriotas y, segundo, cuidar la salud de nuestra democracia», explicó el mandatario conservador.
La grave situación sanitaria que atraviesa Chile «anticipaba una alta abstención de la ciudadanía» y, apuntó Piñera, «en estas elecciones, en que vamos a elegir a los constituyentes (…), la participación de todos y cada uno de los ciudadanos es fundamental y constituye un compromiso moral con nuestro país».
La demora en aprobar el aplazamiento de los comicios -los más grandes de la historia reciente de Chile, con más de 16,700 candidatos- se debió a las diferencias en algunos detalles entre el oficialismo y la oposición.
Tras un largo debate de varios días, los parlamentarios resolvieron suspender las campañas electorales hasta el 28 de abril y que los alcaldes que habían dejado sus cargos para optar a la reelección vuelvan a ellos hasta el 15 de abril.
Los diputados y senadores rechazaron, sin embargo, la declaración como feriados de los días de la elección, la condonación durante el periodo de postergación de los intereses bancarios para los candidatos que pidieron créditos para realizar la campaña y la gratuidad del transporte para alentar la participación.
«Lamento que no sea feriado irrenunciable. Las personas que trabajan van a depender de la voluntad de los empleadores y tendrán que ir a votar en solo dos horas», afirmó la senadora socialista Isabel Allende.
Para el parlamentario ultraconservador Iván Moreira, la discusión ha llegado a «un nivel preocupante de exageración»: «Lo importante es suspender las elecciones por un tema sanitario y lo esencial son las personas y explicarles qué cargos deben elegir», afirmó.
«No siento que se estén dando los incentivos para buscar una participación masiva en las elecciones», agregó por su parte el opositor Jaime Quintana.
Nuevo calendario electoral
La postergación implica además que la segunda vuelta de las elecciones de gobernadores regionales -un cargo de nueva elección, pues hasta ahora eran designados por el Ejecutivo- pasen del 9 de mayo al 13 de junio, mientras que las primarias presidenciales se realizarán el 18 de julio.
La oposición de izquierda y centro-izquierda accedió la semana pasada a mover los comicios a cambio de mayores restricciones de movilidad para contener la pandemia y asegurar una buena situación epidemiológica en mayo, así como un paquete de medidas económicas para que los más vulnerables y las diezmadas clases medias respeten las cuarentenas y no salgan a trabajar.
Con la ocupación hospitalaria al 95 % y cifras récord de contagios debido a la expansión de nuevas variantes, Chile atraviesa el peor momento de la pandemia y las autoridades decidieron a finales de marzo decretar un estricto confinamiento domiciliario para más del 83 % de la población, entre ellos los más de 7 millones de capitalinos.
El agravamiento de la crisis sanitaria transcurre en paralelo a un exitoso proceso de vacunación, gracias al cual más de 7 millones de personas ya han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 (más de 4 millones con las dos inyecciones), lo que coloca a Chile como uno de los países con más porcentaje de la población inoculada.
El Gobierno chileno cree que los primeros efectos de la vacunación se notarán a mediados de abril y confía que para las eventuales elecciones de mayo haya 9.3 millones de personas con al menos una dosis.
Cactus24 07-04-21