Francisco condenó el domingo el «vil secuestro» de 317 adolescentes en Nigeria, tras la oración dominical del Angelus en la plaza San Pedro en el Vaticano. «Uno mi voz a la de los obispos de Nigeria para condenar el vil secuestro de 317 muchachas» declaró el pontífice ante miles de fieles. El viernes 26 de febrero, criminales secuestraron a un grupo de niñas de un internado en Nigeria, cincuenta chicas lograron escapar. El secuestro de adolescentes se ha vuelto una terrible amenaza en este país de Africa.
«Recemos por estas jóvenes, para que vuelvan rápidamente a casa», señaló el Papa Francisco este domingo 28 de febrero ante los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, asegurando «su cercanía» con las adolescentes y sus familias.
Unos criminales secuestraron el viernes a 317 niñas de un internado en Jangebe, en el estado de Zamfara (noroeste de Nigeria). No obstante, unas cincuenta chicas lograron escapar.
Este secuestro de adolescentes es el más reciente de una larga serie perpetrada en el centro y noroeste de Nigeria por grupos de delincuentes.
El dolor de una madre
Humaira Mustapha no hizo ningún esfuerzo por enjugar las lágrimas que rodaban por sus mejillas, al hablar de sus dos hijas secuestradas.
«Cada vez que pienso en mis hijas me invade un dolor indescriptible», dijo Mustapha a la AFP.
Sentada contra la pared de barro de su desnuda sala de estar, sus lágrimas dejaban manchas de humedad en su hijab (velo islámico) azul marino.
Hafsa y Aisha, de 14 y 13 años respectivamente, forman parte de las 317 estudiantes secuestradas por hombres armados en sus albergues de un internado femenino en la remota aldea de Jangebe, en el estado de Zamfara.
«Cada vez que sirvo comida a su hermana la menor, se me salen las lágrimas porque no dejo de pensar en el hambre y la sed que están pasando», afirma esta mujer de 30 años y madre de tres hijas.
«No puedo comer desde el secuestro», dijo.
«Hago un llamado al gobernador para que haga todo lo posible por rescatar a nuestras hijas, que corren un verdadero peligro de muerte», añadió Mustapha.
“Me escondí debajo de la cama».
Los aldeanos dicen que más de 100 hombres armados con uniformes militares invadieron la aldea en la madrugada del viernes 26 de febrero. Dispararon sus armas sin cesar, desafiando a los residentes masculinos a salir a luchar pero nadie se atrevió.
Mukhtar Rabiu, otro de los padres, dijo que los bandidos se dirigieron entonces al albergue de la escuela donde las estudiantes dormían, obligándolas a adentrarse en el monte.
Shamsiyya, la hija de Rabiu, fue una de las 50 alumnas que lograron escapar.
«Entraron en la escuela alrededor de la 1:00 de la madrugada y se metieron en los dormitorios insultándonos, pidiéndonos que saliéramos mientras disparaban al aire», dijo a la AFP la joven adolescente.
«Llevaban uniformes militares», añadió la niña de 13 años.
«Me escondí debajo de la cama hasta que se fueron después de reunir a las estudiantes que pudieron conseguir».
«Algunas nos escondimos dentro de los baños», añadió, detrás de su velo color crema.
«Cada vez que pienso en mis compañeras me siento deprimida. Me siento sola y he estado rezando para que vuelvan sanas y salvas», añadió.
En las calles del pueblo, los residentes siguen con sus vidas, reprimiendo su ansiedad.
«Hubiera sido mejor que mis dos hijas murieran y las enterrara -sabiendo que Alá, que me las dio, se las llevó- a que se las llevaran los bandidos», dijo Abubakar Abdurrahman Zaki, refiriéndose a sus dos hijas, también secuestradas.
Esta última redada se produjo una semana después de que el gobernador del estado de Zamfara, Bello Matawalle, anunciara una amnistía para los bandidos arrepentidos, a los que se acusa de una serie de secuestros y de incursiones mortales en las aldeas locales.
«Nadie conoce el estado de las niñas, lo que preocupa a todo el mundo», dijo un lugareño, Bello Gidan-Ruwa.
«El gobierno ha dicho que está haciendo esfuerzos para rescatar a las niñas, pero sus esfuerzos no son suficientes hasta que nuestras niñas estén a salvo», añadió.
El secuestro de adolescentes, lucrativo negocio
En el noroeste de Nigeria los colegios se han convertido en los últimos meses en objetivos lucrativos para los grupos criminales, que han multiplicado los secuestros de estudiantes, lo que representa una amenaza creciente al acceso a la educación en esta región, donde pocos niños van a la escuela.
El viernes, hombres armados secuestraron a 317 adolescentes mujeres que se encontraban durmiendo en su internado, situado en el estado de Zamfara.
Tres meses antes, 334 jóvenes ya habían sido secuestrados por grupos criminales en el vecino estado de Katsina, en Kankara.
Entre tanto, al menos otras dos escuelas han sido atacadas por «bandidos», nombre que se le da a estos criminales, que cada vez más secuestran a aldeanos y viajeros para cobrar rescates en los estados del norte y centro de Nigeria.
Hasta ahora, los secuestros masivos de estudiantes han sido más el sello distintivo de los grupos yihadistas que proliferan a cientos de kilómetros en el noreste de Nigeria. El más recordado fue el de Chibok en 2014, cuando Boko Haram secuestró a 276 chicas de secundaria, causando conmoción a nivel mundial.
Pero desde diciembre, hemos observado «un aumento en los secuestros masivos en el noroeste», dijo Yan Saint-Pierre, quien dirige el centro de análisis de seguridad de Modern Security Consulting Group.
Estos grupos criminales actúan principalmente con fines de lucro y no por razones ideológicas, aunque algunos se han relacionado con grupos yihadistas en el noreste del país.
En todo caso, el investigador sostiene que la gestión de las autoridades en el secuestro de Kankara en el mes de diciembre pasado podría explicar este nuevo interés por las escuelas.
Los grupos criminales, que habían actuado en nombre de Boko Haram, liberaron una semana después a los 344 niños tras negociar con las autoridades, que aseguraron no haber pagado ningún rescate.
El sábado 27 de febrero, 42 personas -entre ellas 27 estudiantes- víctimas de otro secuestro hace diez días en una escuela del centro-oeste de Nigeria fueron también puestas en libertad por sus captores.
«No importa lo que diga el gobierno, hay rescates que se pagan y estos secuestros se han vuelto lucrativos», dice Saint-Pierre.
Evitar un nuevo Chibok
Las operaciones militares para liberar a cientos de niños son demasiado riesgosas y el gobierno quiere «hacer todo lo posible para evitar un nuevo Chibok», entonces «las opciones son limitadas», según Saint-Pierre
«Pero el gobierno se dispara en el pie en el momento en que otorga amnistías a los responsables de estos secuestros», afirma.
Efectivamente, a principios de febrero, Awwalun Daudawa, responsable del secuestro de Kankara, se entregó a las autoridades a cambio de un acuerdo de amnistía, durante una ceremonia pública en presencia de un grupo de periodistas.
«Este ejemplo sólo puede incitar a las pandillas y grupos criminales a cometer tales delitos porque hay una ausencia total de sanción», denuncia el experto.
Idayat Hassan, directora del Centro para la democracia y el desarrollo, de Abuja, comparte la opinión de Saint-Pierre.
Para estos grupos criminales, «actualmente la forma más fácil de conseguir dinero del gobierno es secuestrando a escolares», dijo Hassan a la AFP tras el secuestro de las 42 personas, liberadas finalmente este sábado.
«El gobierno debe asegurar las escuelas con urgencia, de lo contrario, los secuestros de Chibok y Kankara alentarán a otros a actuar peor», agregó.