La justicia se paralizó para los más de 700 presos que alberga el Centro Penitenciario de la Región Andina (CEPRA) en el estado Mérida, pues los procesos judiciales y traslados a tribunales fueron cancelados a causa de la cuarentena obligatoria por COVID-19.
Varios recintos penitenciarios fueron visitados en 2020 por personal del Ministerio de Servicio Penitenciario en jornadas del Plan Cayapa o para otorgar libertades bajo régimen tutelado, pero los familiares denunciaron al Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) que CEPRA no fue tomado en cuenta.
De la misma manera indicaron que casi a finales de año se realizó un plan de agilización de causas en el que solo tomaron en cuenta a los procesados que asumirían los delitos por los que fueron imputados, por lo que solo asistieron 20 reclusos y el resto decidió continuar con su proceso regular hasta llegar a juicio.
En ese sentido, denunciaron que son varios los presos penados a quienes les corresponde el derecho a la libertad, bien sea por un beneficio o porque pagaron la totalidad de sus penas, pero esos casos tampoco fueron atendidos durante el mencionado plan.
“Los tribunales comenzaron a trabajar y tampoco son trasladados porque dicen que no hay transporte o no tienen gasolina, entonces quedamos en las mismas. Esos muchachos se encuentran en un limbo y eso nos preocupa”, manifestó uno de los familiares que no quiso identificarse por temor a represalias, quien además clamó, en conjunto con otros familiares, por celeridad procesal en todo el territorio nacional.
Sin comida
Al igual que en otras cárceles del país, los presos del CEPRA sobreviven al hambre y la miseria, pues al parecer solo reciben tazas con agua de arroz como parte de su alimentación diaria. “Han perdido mucho peso, están flacos, eso no es alimento para nadie”, expresó a OVP una madre preocupada por la salud de su hijo.
La dama también indicó que el único alimento que mantiene a los presos es el suministrado por su familia a través de la paquetería, pero esto muchas veces no se logra concretar porque el transporte es escaso o no trabaja por la escasez de gasolina. En fin, son pocas las madres que logran llegar con mucho sacrificio al CEPRA.
Muchas madres, esposas y hermanas mostraron preocupación porque desde los diversos centros de detención de Mérida están haciendo traslados para CEPRA y aseguran que el penal se está llenando. “No hay comida ni demás servicios básicos para tanto preso”, sentenciaron.
Como medida o solución, los familiares de los presos de CEPRA solicitaron que por lo menos les dejen llevarles alimentos crudos, pues a su parecer esta es la manera más efectiva de evitar que se enfermen o mueran a consecuencia de la desnutrición.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones