Una pareja paseaba a lo largo de una calle peatonal completamente abarrotada y no daba crédito: Wuhan, la ciudad donde se conoció el primer caso de covid-19 y la que vivió el primer gran confinamiento para frenar la pandemia, celebró en masa la llegada del año nuevo, casi como si nada hubiese pasado.
Desde primera hora de la tarde, riadas de personas atestaron el metro de la ciudad, de 11 millones de habitantes, para llegar a la calle peatonal de Jianghan, escenario de una aglomeración que sorprendió a los propios residentes.
“No veía tanta gente junta desde hacía años, es muy emocionante ver Wuhan así”, apuntó el joven Yao, que paseaba junto con su novia a lo largo de esa vía comercial, donde se veían colas para poder entrar en tiendas y restaurantes.
La mayoría eran jóvenes sin miedo a contagios -Wuhan sumó su último caso de covid-19 por transmisión local a mediados de mayo- y “con ganas de recuperar el tiempo perdido”, agregó la sonriente chica, Wu, ataviada con unas orejas de conejo postizas.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno… las miles de personas congregadas en la plaza contaron expectantes y en voz alta cada segundo antes de llegar la medianoche.
Entonces, los asistentes se felicitaron y soltaron al unísono miles de globos con distintas formas y colores -la mayoría, de corazones-, para darle la bienvenida al 2021 y dejar atrás el aciago 2020.
Después de las “campanadas”, los wuhaneses se abrazaron y se hicieron los selfis de rigor para compartirlos en las redes sociales. Para algunos, era el final de la noche, pero para otros la juerga acababa de empezar: en algunas discotecas estaban ya las entradas agotadas.
En el fastuoso club Han no dejó de entrar y salir gente sin parar en sus enormes salas, en las que cientos de personas bailaron -algunos con mascarilla, otros sin ella- al son de una machacona música electrónica hasta bien entrada la noche.