Tras meses de inactividad, el Congreso de Estados Unidos aprobó el lunes un paquete de ayuda para el coronavirus de 892.000 millones de dólares, un salvavidas para una economía muy maltrecha por la pandemia que además mantiene financiado al gobierno federal.
Se espera que el presidente Donald Trump firme el paquete para convertirlo en ley.
Después de días de intensas negociaciones, ambas cámaras legislativas trabajaron hasta altas horas de la noche para aprobar el proyecto de ley -que tiene un valor de alrededor de 2,3 billones de dólares, incluyendo el gasto para el resto del año fiscal. Primero lo aprobó la Cámara de Representantes y varias horas después el Senado en una votación bipartidista con resultado de 92 votos a favor y 6 en contra.
El paquete de ayuda incluye pagos de 600 dólares para la mayoría de los estadounidenses, así como abonos adicionales para personas que se quedaron sin empleo durante la pandemia del COVID-19, justo cuando una ronda mayor de beneficios expirará el sábado.
La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, se mostró a favor del plan aprobado a pesar de que no incluyó la ayuda directa para gobiernos estatales y locales que los demócratas habían solicitado. Dijo que volverían a intentarlo el próximo año después de que el presidente electo Joe Biden asuma el cargo.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo que el paquete tiene un coste neto de aproximadamente 350.000 millones de dólares para el alivio del coronavirus, y añadió que más de 500.000 millones de dólares en fondos provienen del dinero no gastado que el Congreso ya había autorizado.
Tanto los demócratas como los republicanos clamaron victoria, pero McConnell argumentó que el proyecto de ley final se acercó a lo que los demócratas rechazaron hace meses por considerarlo insuficiente.
Este terminó muy por debajo de los 3 billones de dólares que se pedían en un proyecto de ley que fue aprobado por la Cámara controlada por los demócratas en mayo y que el Senado controlado por los republicanos ignoró.
El punto muerto, que duró varios meses y que estuvo en el telón de fondo durante las elecciones presidenciales de EEUU, se rompió después de que un grupo de legisladores centristas de ambos partidos presentasen una propuesta que sirvió como marco para el proyecto de ley final.
El proyecto también permitirá un gasto de 1,4 billones de dólares que financiará la actividad del Gobierno estadounidense hasta septiembre de 2021 y seguramente será la última gran ley del actual Congreso antes de la renovación del 3 de enero.
El paquete de estímulo, la primera ayuda aprobada por el Congreso desde los primeros meses del año, llega en un momento en que la pandemia se acelera en Estados Unidos, infectando a más de 214.000 personas al día y ralentizando la recuperación económica. Más de 317.000 estadounidenses han muerto hasta la fecha.
La legislación también amplía un programa de préstamos para pequeñas empresas en aproximadamente 284.000 millones de dólares y dirige el dinero a escuelas, aerolíneas y distribución de vacunas, entre otros.
El programa de préstamos y subvenciones para pequeñas empresas excluiría de la elegibilidad a las empresas que cotizan en bolsa.
AYUDA A GOBIERNOS LOCALES E INDIVIDUOS
Los gobiernos estatales y locales, que afrontan problemas para pagar la distribución de las vacunas contra el COVID-19 recientemente aprobadas, recibirían 8.750 millones de dólares de Washington, de los cuales 300 millones se destinarán a vacunaciones en poblaciones minoritarias y de alto riesgo.
Más de 22.000 millones de dólares se dedicarían a pruebas ampliadas, rastreo de contactos y otras actividades para controlar el coronavirus, con casi 20.000 millones en fondos para ayudar en la fabricación y adquisición de vacunas y terapias y suministros relacionados.
Para quienes tienen problemas para pagar el alquiler debido a los despidos generalizados por la pandemia, se extenderá una moratoria sobre los desalojos hasta enero y se pondrán 25.000 millones de dólares a disposición de las familias con dificultades, según un resumen de la legislación.
El pacto, ultimado en una inusual sesión de fin de semana en el Congreso, omite las cuestiones más espinosas, como el deseo de los republicanos de un escudo de responsabilidad que proteja a los negocios de demandas relacionadas con el coronavirus y la solicitud demócrata de más financiación para gobiernos estatales y locales con problemas de caja.
Una disputa de última hora sobre los programas de préstamos de emergencia administrados por la Reserva Federal también quedó resuelta en la noche del sábado.
Biden instó al Congreso a considerar más estímulos para que los convierta en ley cuando asuma el cargo el 20 de enero. “Mi mensaje para todos los que luchan en este momento es que la ayuda está en camino”, dijo en un comunicado.
Cactus24 22-12-20