El Estado español tomó posesión el jueves del palacio de verano del exdictador Francisco Franco, el Pazo de Meirás, que incluye su vasto tesoro artístico, y desalojó a sus herederos como parte de los esfuerzos del Gobierno de borrar el legado de la dictadura.
A su llegada al Pazo para realizar una inspección final y tomar formalmente posesión del inmueble, situado en el término municipal de Sada, en Galicia, al noroeste de la península, la jefa de la Abogacía del Estado, Consuelo Castro, fue recibida por un pequeño grupo de manifestantes flanqueados por una pancarta con el lema “Que nos devuelvan lo robado: franquismo nunca más”.
La medida se produce después que los restos del dictador Franco se retiraran de un mausoleo estatal en las afueras de Madrid el año pasado y otras iniciativas para eliminar los símbolos de la época de la dictadura aprobadas por varios gobiernos de izquierda desde la muerte de Franco en 1975.
El inmueble se mandó construir por la escritora Emilia Pardo Bazán en 1893, obras que finalizaron en 1907. Después Franco tomó plena posesión del palacio, comprado con donaciones públicas en 1938 durante la Guerra Civil española, lo puso a su nombre en 1941, y lo utilizó como residencia oficial de verano.
Más de medio millón de personas murieron durante la Guerra Civil de 1936-39 y se estima que 150.000 fueron asesinadas más adelante bajo el régimen de la dictadura.
En septiembre, un tribunal gallego dictaminó que la transferencia de la propiedad a Franco era ilegal al considerar que no fue un regalo a título personal sino al jefe del Estado, y ordenó a los herederos a que desalojaran el inmueble. Su recurso de apelación fue rechazado.
Un inventario de la propiedad ordenado por la justicia, publicado el martes, enumera casi 700 objetos con un valor histórico y artístico significativo, incluyendo dos estatuas de la catedral de Santiago de Compostela, y unos 13.000 libros.
Cactus24 10-12-20