John Lennon lidió por dos décadas con la fama insoportable de ser uno de The Beatles y cuando decidió que podía vivir como un hombre “casi” normal, se convirtió en un blanco vulnerable.
En Nueva York todos sabían que vivía en el edificio Dakota, inclusive Mark Chapman, el hombre que lo asesinó en la vereda, el 8 de diciembre 1980. Lennon estaba con su esposa, Yoko Ono, y andaba sin guardaespaldas, solo había contratado a un ex agente del FBI para que protegiera a su hijo Sean. “Si alguien te quiere matar, lo hará”, había dicho John en una entrevista pensando, quizás, que nadie iba a querer ensañarse con él.
Después de matar a Lennon, Mark Chapman fue arrestado y una vez en prisión le concedió un reportaje a Larry King. “Antes de apretar el gatillo, yo estaba calmado y preparado para que sucediese. Mi propia voz decía desde dentro: ‘Hazlo’. Pero, después de disparar, me sentí como si la cinta de la película se hubiese roto. Estaba conmocionado. Me quedé de pie, con el arma en la mano”, contó el asesino en televisión para estupor de toda la audiencia.
Profesionales de la salud mental concluyeron en que Chapman sufría de trastorno maníaco depresivo o esquizofrenia paranoide. Fue a la cárcel y aún sigue allí, pidiendo ser liberado cada tanto, posibilidad que se le deniega una y otra vez.
Unas horas antes de matarlo, el asesino le había pedido al artista que le autografiara su copia de Double Fantasy, el disco que había salido hacía menos de un mes con John y Yoko dándose un beso en la portada. Lennon se lo firmó, pero no fue suficiente. El texano de 25 años quería hacer algo definitivo: matar a su ídolo.
Por estos días, el álbum, que ya ha sido subastado otras veces, vuelve a ofrecerse al mejor postor con una base de 400 mil dólares y se espera que pueda llegar a venderse por más de un millón y medio. No solo ese disco cuesta cada vez más, también la música de John Lennon sigue siendo valiosa y su precio artístico se multiplica con el paso del tiempo. Nunca pasa de moda.
Chapman está encerrado y Lennon está muerto, aunque sus canciones siguen vivas y libres. Su legado musical va más allá de lo que hizo con The Beatles, al haber escrito e interpretado parte del cancionero fundamental del siglo XX. Como solista, John grabó seis discos con canciones propias, aunque después sus compilados se multiplicaron por decenas. Esas composiciones originales contaron la historia de sus últimos años y anticiparon la madurez que nunca llegó. John Lennon murió joven y esos temas –al igual que él- pasaron a la eternidad./Infobae.