Manel De Aguas es un fotógrafo y productor musical español que recientemente se implantó dos aletas en la cabeza porque se define como «transespecie» y usa estos objetos, conectados a un microchip, para percibir (entre la piel y el hueso) vibraciones de sonido, la humedad, la presión y la temperatura.
La «transespecie» significa que no se considera 100 por ciento humano, pues su persona no coincide con el concepto biológico que se conoce. Así que hizo uso de la tecnología para conectarse con la naturaleza y tratar de encontrar un punto en común. Ahora sus fotos causan revuelo en Instagram.
También se define como «cyborg», que según la RAE, es «un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos». Por su parte, la asociación Cyborg menciona que son «la unión entre la cibernética y los organismos, dado que ambos están en evolución exponencial», según destaca SDP noticias.
«Me quito las aletas para dormir y bañarme. Estoy acostumbrado a que la gente me mire por la calle, pero la verdad es que no me afecta», dice.
En 2017 Manel De Aguas fundó la asociación Trans Species Society junto a Neil Harbisson (el primer cyborg reconocido en el mundo por un gobierno) y la artista Moon Ribas, coreógrafa que durante mucho tiempo mantuvo sensores sísmicos en sus pies para percibir «los latidos de la tierra».
Y lejos de si las actividades o deseos de los «transespecie» son correctas o no, para muchos se trata sólo de una forma de experimentar la vida a la par de sus transformaciones con la tecnología. Como lo explica De Aguas: «Quiero romper con el hecho de que el humano vive en una burbuja antropocentrista viendo a la naturaleza en una escalera jerárquica en la que él está por encima de otras especies».