Violencia, enfermedad y hambruna, tres ingredientes que se mezclaron y hacen del Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de Cabimas, en el sector La Misión, municipio Cabimas, un infierno en la Costa Oriental del Lago.
Internos y comunidades vecinas sufren los estragos de la situación, los primeros mueren por las condiciones del recinto y los vecinos sufren de extorsiones, tiroteos constantes entre cuerpos de seguridad y reclusos y, desde hace unas semanas, están obligados a ver los cadáveres raquíticos, semidesnudos de presos en la avenida Andrés Bello.
De acuerdo a los reportes de la organización no gubernamental Una Ventana a la Libertad, solo hasta octubre de 2020 han muerto 22 reclusos, siendo la tuberculosis y las enfermedades respiratorias complicadas con desnutrición las principales causas de los fallecimientos.
Las condiciones inhumanas en las que se encuentran obligaron a los privados de libertad a salir a la calle el 28 de septiembre. Por cinco horas exigieron agua, comida y medicinas.
Tras conseguir la autorización del Comando Antiextorsión y Secuestro (CONAS) de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes controlan el tránsito por la avenida Andrés Bello y sus alrededores, todos los internos volvieron al penal. Como prueba de la manifestación circularon videos por las redes sociales.
Los internos denuncian que 14% de la población padece de algún tipo de enfermedad que amerita su hospitalización. Como prueba de las condiciones los internos circulan, nuevamente, videos y fotografías. En esta oportunidad de privados de libertad con una visible desnutrición.
El último pronunciamiento de Omar Prieto, gobernador de la entidad y responsable de la administración del recinto, fue horas después de que salieran a protestar a la calle. Negó las condiciones denunciadas por los privados y aseveró que el penal sería cerrado.
Una realidad paralela a la pésima condición de salud de los detenidos, se presenta el alto índice de extorsiones que dirigen los pranes desde los pabellones y sus alianzas con la banda del “Adriancito”, “Yeico Masacre”, Los Meleán” y el “Caracas”, quienes mantienen azotados a los comerciantes, médicos, clínicas y la comunidad en general no solo en la COL, sino en Maracaibo y San Francisco.
En el último ataque en Cabimas destruyeron, el 2 de septiembre de 2020, en la ferretería Feinca, cuyos dueños se negaron a pagar vacuna. El atentado se le adjudicó al pran del pabellón B, alias “Wilson”. Hubo detenidos y un muerto por el caso, pero el establecimiento quedó en cenizas.
Tanto el CONAS como el CIPCPC y otros organismos de seguridad estiman que al menos 80% de las extorsiones y ataques con explosivos se planifican desde el recinto. Su única alternativa para minimizar los delitos en las comunidades, cierre y desalojo.
Por ahora militarizaron sus alrededores y redujeron el ingreso de provisiones para unos mil privados de libertad y de extraños, sin embargo, la violencia contra las comunidades y la muerte de reclusos desvinculados del pranato y de vecinos continúa.
Cactus24/01-11-2020