La vida de Andrea Sandoval no ha sido fácil. Empezando a vivir y con tan solo trece años de edad tuvo que afrontar junto a su familia un duro pronóstico: Linfoma no Hodgkin Células T Estadio 3 grupo B, el cual fue detectado luego de presentar síntomas de neumonía que la llevaron a internarse en el Hospital Los Magallanes de Catia en Caracas.
Fueron días muy duros recuerda está joven hoy de 28 años: «Empezaba a cursar primer año de bachillerato y no lo culminé debido a los síntomas de la enfermedad que en principio fue Aepsis por Estreptococos, Neumonía bilateral, pero los síntomas no cedían y terminó convirtiéndose en un edema pulmonar».
“Eso -explica- me mantuvo en terapia intensiva durante más de 19 días. Como no mejoraba decidieron operarme y así detectaron el tumor”.
Sandoval, habla con mucha tranquilidad de este proceso. “Era una niña, recuerdo, que la doctora me explicó con muñequitos lo que hacía el cáncer en mi organismo y qué debían hacer para sacarlo».
El proceso de la quimioterapia inició el 14 de diciembre del 2006 y durante 3 años, la vida de Andrea transcurrió entre El Junquito y el Hospital Oncológico Luis Razzetti, donde la sometieron a un largo ciclo de quimioterapias.
Andrea admite que tuvo explosiones de mal humor «aunque nunca pensé en la muerte, lo que creo me ayudó mucho, si me molestaba no llevar una vida normal como otras jóvenes de mi edad”.
Esta chica hoy muy llena de vida confesó a Venezolanos Que Inspiran de Cactus24 Noticias, que pasó la mayor parte del tratamiento anticancerígeno durmiendo, porque los dolores eran demasiado fuertes.
«Yo cumplí quince años en ese proceso y fue muy duro para mi ver cómo se me cayó mi cabello. En ese tiempo me relacione con la Fundación Amigos del Cáncer y como yo quería tener una fiesta a todo dar, ellos lo organizaron y cuando me preguntaron cuál era mi sueño contesté: que me venga a cantar Chino y Nacho. El sueño se me cumplió», recuerda.
El tratamiento de Andrea culminó en el año 2009 con una resonancia que determinó que el tumor había desaparecido.
Para esta chica migrante venezolana esa fue la mejor noticia de su vida: «Estaba muy feliz por los resultados, nunca pensé ni presenté una recaída o metástasis del tumor, pero sí una hernia en el año 2010 donde me tuvieron que operar de emergencia y me quitaron 30 cm de intestino».
-¿Qué te dejó esta experiencia?
_Esta experiencia me hizo mucho más fuerte, para mi cualquier caída es nada comparada con la sensación de que tu vida está en peligro por una enfermedad. Además los médicos me dijeron que yo nunca podría tener hijos y tengo uno: Axel Valladares “sí, fue un embarazo complicado y prematuro pero lo logré a los 23 años” agrega.
Y es así Andrea no para, aunque durante un buen tiempo tuvo que hacerse exámenes mensuales, hoy día, aunque los controles continúan siendo estrictos, son anuales.
“No debemos tener miedo, hay que tener mucha fe. El ser migrante lo que ha hecho es fortalecerme en mi idea de que todo se puede. Ya tengo 11 años libre de cáncer” dice con una amplia sonrisa esta joven que ahora despliega todo su talento en lo que es su mayor pasión: la danza.
A Andrea Sandoval puedes ubicarla en su red social instagram como @aanisasamaah
Mira la entrevista completa en mi canal de Youtube: