jueves, diciembre 26, 2024
InicioEspecialesMemorias de una Guerrera

Memorias de una Guerrera

En un  país situado en la parte septentrional de América del sur constituido por una parte continental y por un gran número de islas pequeñas e islotes en el mar Caribe se encuentra una mujer poco común de este lugar, es de esas mujeres difíciles de encontrar, que cuando quieren lo hacen de verdad.

Quienes la conocen aseguran que tiene un espíritu indomable de heroína, algo bravucón, como las olas del mar, lo habrá heredado de sus antepasados y con un carácter que no se rinde ante nada, ninguna adversidad o tormenta la puede atribular, ella es echada para adelante, toda una guerrera.

Se levanta muy temprano a buscar el sustento para sus hijos,  es capaz de dar todo por ellos. Dicen también que es de noble corazón y tiene una extraña belleza, algo inexplicable que todo está en su interior,  en sus  ojos color  negros se puede encontrar una tierna, cálida y dulce mirada que es capaz de cautivarte. Dios la engalanó bendiciéndola de inmensas cualidades llena  de generosidad, bondad y humildad.

Cuenta la historia que muchos amores llegaron a su vida y de su vientre florecieron  muchos frutos, valientes héroes que se levantaron para defenderla del yugo opresor que la tenía bajo su dominio, la amaron tanto que dieron la vida por su honor. Cada uno de ellos era diferente pero en esencia con un mismo sentir hacia mí. Mas había nacido uno destinado a vencer, desde muy joven  tuvo que subyugar adversidades en su vida, reponiéndose ante cada una de  ellas. En un tiempo se fue de mi lado e hizo el más sincero juramento por el Dios de sus padres, romper las cadenas de la esclavitud que me tenían oprimida ante el dolor la desesperación y el desprecio.

Luego regresó y pude ver en sus ojos negros vivos penetrantes que él era mi libertador, ese valiente hombre de noble corazón, sencillez y humildad, algo inquieto se enfrentó a innumerables guerras y batallas con sus valientes  honorables soldados, peleó con todas sus fuerzas  hasta obtener la victoria todo por mi amor, éramos el uno para  el otro con un mismo sentir, su gallardía y coraje se convirtió en un canto a la esperanza, de ser libres e independientes. El fue en busca de mis otras hermanas que necesitaban de su valor queriéndonos unir en un solo corazón. Pero yo siempre estuve presente en sus pensamientos, pues mis recuerdos estaban grabados en su memoria.  

Esa mañana del 17 de diciembre  de 1830 fue diferente a todas las demás, un vacío embargaba todo mi ser, el corazón se estremecía de tristeza y  dolor porque sabía en mi interior que algo le pasaba a mi amado. El quiso regresar a mis brazos pero esa terrible cruel enfermedad a la una y siete de la tarde  terminó con su vida pero no con su legado, porque a partir de ese momento su obra trascendió de generación en generación y hoy se puede contar ante el mundo la historia del más heroico hombre que pude haber parido, doy gracias por aunque tardó cierto tiempo sus restos descansan en mi regazo.  

Los años han pasado y aún recuerdo aquella época dorada de mi juventud donde los muchachos del pueblo jugaban a ser grandes, cada uno corría en su propia dirección y las muchachas coqueteaban con el amor soñando con un universo de ilusión, sonrojándose las mejillas ante la mirada del ser amado o una palabra inspiradora que producía sentimientos en el corazón, haciéndolas sentir hermosas y suspirando profundamente. Fueron los años más bellos que pude haber vivido dejando huellas imborrables y difíciles de olvidar. Muchos peregrinos venían a visitarme de otros lugares, algunos de pasada, otros a quedarse formando un rosal de primaveras.

En el valle de mi infancia me enseñaron muchos valores  entre ellos  a creer confiar  y  tener fe en Dios, esa fe, ese depender ha dirigido las riendas de mi sendero guiándome hacia la verdad, salí adelante siendo firme y soportando con entereza todo lo que me ha  tocado enfrentar, en este largo caminar sintiendo sobre la piel las noches frías y desoladas  de un destino incierto, algunas veces desconocido para mí, llena de inseguridades y penurias estuve ante peligros de salteadores, cayendo en las manos inescrupulosas de mis propios hermanos que no respetan el valor ni la vida de sus semejantes con tal de conseguir sus objetivos más bajos y despreciables sin importar el dolor ajeno,  peleando entre sí, promoviendo la guerra y siendo víctimas de sus propias pasiones egoístas aprovechándose de la buena voluntad.

Me ha tocado aguantar hambre consolando el llanto sin cesar de mis hijos,  comiendo lo que pueda conseguir en cualquier basurero o las migajas que sobran de aquellas personas sin conciencia, muriendo de sed, desnudez,  durmiendo en las plazas o en cualquier otro lugar, sin hogar ni rumbo que tomar, me siento inadaptada sufriendo xenofobia, humillaciones, ofensas al borde de la muerte,  imploro el favor del cielo para que Dios me mire con bondad y misericordia, pero también he vivido la gracia de su amor divino.   

He podido sentir penetrando en los huesos el frío tenebroso de una fuerza extraña, un poder sobrenatural como si no  perteneciera a este mundo, difícil de explicar  a querido tener siempre el control sobre mi voluntad, dejándome sin aliento y abatida causando una herida en el corazón,  arruinando todo lo que está a su alrededor. El príncipe de este mundo caído ha formado desunión y miserias  pero el Dios supremo Rey del cielo pelea por mi redención.

Muchos hablan mal de mí cuando  los veo pasar escuchando  comentarios en sus casa calles y avenida sin ninguna comprensión,  dicen que no tengo futuro, nada que ofrecer, soy como un mar muerto un desierto vacío y desolado. Como una planta seca  me consideran una mujer estéril después de tener tantos hijos y haberles producido tantos frutos, me lastiman  tanto sus palabras, aturden mis sentidos. ¿Acaso no adopté y acobijé en mi pecho retoños que no salieron de mis entrañas? Queriéndolos como míos, acurrucándoles en estos brazos amorosos, era tan feliz al verlos sonreír, teniéndolos a mi lado  bebieron de mi fuente y se alimentaron de mis pechos.

Ahora me juzgan sin razón, aconsejándome que huya de mi misma porque  tendré nuevas ilusiones, ellos opinan que  si continúo así desesperanzada la soledad pasará a ser mi fiel compañera, pero yo no deseo huir de mí  porque todas mis esperanzas están puestas en Dios mi salvador.

Un día mis hijos abrieron las alas alzando el vuelo hacia otro cielo abandonando el nido, fueron en busca de un horizonte hacia un futuro mejor, sin saber a qué se enfrentarían o si estarían bien. Con una maleta llena de esperanzas e ilusiones para salir adelante lejos de mí ofreciéndome nuevas  oportunidades. 

Desde lejos a través de una ventana o detrás de una puerta  he visto partir a mis hijos con lagrimas cayendo sobre mi rostro fundiéndonos en un fuerte abrazo, con el corazón destrozado lleno de dolor y tristeza sin saber si cuando regresen a mi lado. Estaré viva, con ganas de salir corriendo hacia ellos, queriendo detener su camino, pero entiendo que son libres y deben forjar su destino, yo siempre elevaré mis oraciones hacia ellos.

En ocasiones estando lejos he extrañado las caricias, mimos, besos, abrazos  y las palabras de aliento que me motivan a levantarme, siento desmayar el amor verdadero, espero con anhelo verlos regresar a mi regazo para soñar una vez más, daría todo lo que soy, lo que seré y dejaría de ser por volver a encontrarme con sus miradas.    

Las experiencias adquiridas me han dejado una enseñanza, vivir en plenitud y  fortaleciendo mi fe, confiando  más en Dios,  sosteniéndome ante las adversidades, pensando que detrás de todo hay un propósito, obrando para el creciendo espiritual. La ausencia de mis hijos y la presencia de los que aun están conmigo me ha hecho valorarlos amarlos más, entendiendo que ni la distancia ni el tiempo son suficiente razón para dejar de amar. 

He compartido mi pan con los desposeídos, dejando por un momento mi egoísmo, vanidad y orgullo, siendo solidaria  generosa sintiendo el dolor ajeno, respetando y tolerando a mis hermanos, sensibilizando mi corazón, encontrando el verdadero camino a la felicidad, pudiéndome hallar  a mi misma amando al prójimo y valorando la vida. Todos unidos como hermanos, con nuestras diferencias, debilidades y fortalezas podremos salir adelante construyendo un mejor futuro para nuestros hijos, escribiendo cada día una página en blanco que se convertirá en historia para luego ser contada.

Ánimo mis guerreros, soy una mujer que tiene cabellos blancos, con el rostro surcado de arrugas por el tiempo, con los sentimientos a flor de piel, la juventud floreciendo en mi ser, soy una abuela, madre, hermana, niña, esposa y padre que espera con anhelo la llegada del ser amado, pero también aquella que se encuentra ausente; mi nombre se escribe con (V) de valentía pues yo soy Venezuela. 

Cactus24: 22-10-2020

Lady Arcila

Lo más popular