Más de 100.000 personas marcharon por la capital de Bielorrusia por noveno domingo consecutivo para protestar contra el líder autoritario del país, cuya reelección consideran fraudulenta.
Los manifestantes exigen la salida del presidente Alexander Lukashenko y la liberación de los presos políticos. La policía usó camiones con cañones de agua para tratar de dispersar a los manifestantes, pero estos permanecieron en el lugar.
Un video muestra cómo un grupo de alzados se acerca a uno de los camiones, abre una portezuela lateral y saca piezas de adentro. La prensa local reportó que el vehículo se fue.
Unas 120.000 personas participaron en la protesta, según la organización de derechos humanos Viasna.
Han estallado numerosas protestas en Bielorrusia desde hace casi dos meses, la mayoría de ellas los domingos, congregando a unas 200.000 personas. El movimiento inédito surgió a raíz de las elecciones del 9 de agosto, que Lukashenko, quien lleva 26 años gobernando al país, dice que ganó con el 80% de los votos, pero que la oposición califica de fraudulentas.
En los primeros días después de las elecciones, las autoridades bielorrusas reprimieron brutalmente las protestas. La policía detuvo a miles de personas y otras varias resultaron golpeadas a palos, o heridas por perdigones de goma o granadas aturdidoras.
Desde entonces el gobierno ha reducido la represión, pero sigue deteniendo a manifestantes y abriendo procesos judiciales contra los principales activistas. Muchos líderes del opositor Consejo de Coordinación han sido arrestados u obligados a huir del país.