Jimmy Senda, residente de Racine, en Wisconsin, EU, caminaba por la playa en busca de de pedazos de vidrio para usar en esculturas, cuando encontró un paquete de papel aluminio con una banda de goma, que contenía un cerebro.
Después de contactar a las autoridades correspondientes, el forense llevó a cabo un examen y determinó que el órgano no era humano, si no que pertenece a un animal. Hasta el momento se desconoce cómo es que el cerebro llegó hasta ahí.
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“La curiosidad se apoderó de mí, así que la abrí y parecía una pechuga de pollo, algo así. Le tomó un poco de tiempo (registrar) realmente lo que estaba pasando.
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Cactus24/18-09-2020