El vicepresidente de Afganistán, Saleh Amrullah, ha salido casi ileso de un atentado contra su vehículo en Kabul. Tres artefactos de mediana potencia han estallado poco después de las siete de la mañana al paso de su caravana oficial, frente a una hilera de tiendas de bombonas de butano, en el barrio de Taimani. Una decena de estos comercios han sido pasto de las llamas, aumentando hasta diez la cifra de muertos y a dieciséis la de heridos.
El vicepresidente primero ha confirmado en un vídeo, en el que aparece con la mano vendada, que él y su hijo están bien, pero que tres miembros de su comitiva, entre ellos dos guardaespaldas, han resultado heridos. Amrullah también ha expresado sus condolencias a las víctimas.
Los talibanes se han desmarcado del atentado, en un momento en el que se consideran inminentes las negociaciones en Qatar con el gobierno de Kabul, alentadas por Estados Unidos. Precisamente ayer, un alto funcionario de la presidencia estadounidense comunicó que Donald Trump anunciaría hoy mismo una nueva reducción de tropas en Irak y que en cuestión de días haría lo mismo en Afganistán, donde mantiene 8.600 soldados.
Saleh Amrullah, que es tayiko del valle del Panjshir, desempeña labores de inteligencia desde hace más de veinte años, primero bajo el comandante Masud de la Alianza del Norte y luego coordinando a estas sobre el terreno con la invasión estadounidense. Antes de ser vicepresidente, Amrullah fue ministro del Interior durante diez años y jefe de una de las agencias de inteligencia afganas, donde durante cuatro años nadie hizo mucho caso a sus pistas sobre el paradero de Osama bin Laden en Pakistán.
Aunque el autonenominado Emirato Islámico de Afganistán niega estar detrás del atentado, Amrullah lleva años en lo más alto de su lista de objetivos. Sin embargo, en los últimos tres años, se suceden los atentados espectaculares en Kabul reivindicados por Estado Islámico –todavía no es el caso- que tienden a torpedear las conversaciones de paz.
Donald Trump, en plena campaña, intenta cumplir en el último minuto su promesa electoral de hace cuatro años de retirar al ejército estadounidenses de “guerras interminables”. El lunes acusó a su contrincante Joe Biden de ser el candidato del Pentágono y a los oficiales de no preocuparse más que “de tener contentas a todas esas compañías maravillosas que fabrican las bombas, los aviones y todo lo demás”.
Saleh Amrullah abonó de algún modo su tesis, al afirmar anteayer que “al gobierno afgano le bastarían cien millones de dólares para la reparación de vehículos de nuestro ejército en la que EE.UU. gasta mil millones”. El mismo vicepresidente del ejecutivo de Kabul expresó el lunes que aunque EE.UU. reduzca tropas en los próximos doce meses, “no pasará nada”, porque “el Ejército Afgano está preparado” y porque “Estados Unidos nunca abandonará Afganistán por su interés geoestratégico”. El gobierno de Kabul –considerado “títere” por los talibanes- gasta cincuenta millones de euros anuales en la protección de altos cargos, según cálculos del propio Amrullah.
Cactus24 09-09-20