La desaparición y asesinato de Maikol Leal destapó una posible serie de homicidios a jóvenes al sur de Valencia. Los presuntos autores serían tres funcionarios de la Policía de Carabobo, quienes habrían confesado el crimen tras las investigaciones que iniciaron los del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas).
La noche del 16 de junio, Maikol Leal estaba hablando con una amiga en la entrada de la urbanización Boca de Río, donde vivía junto a sus padres. Un carro de color blanco rondaba la zona y encendió las sospechas del joven. Ambos decidieron irse hacia sus casas cuando un hombre los sorprendió y a la fuerza intentaban montarlo en el vehículo, mientras el muchacho pronunciaba las palabras que más adelante sirvieron para esclarecer el caso:
¡Comando, comando!
Desde entonces, familiares y amigos de Maikol emprendieron una intensa búsqueda. Cadenas de WhatsApp y publicaciones en Redes Sociales comenzaron a circular con la foto y datos personales. Con los días, sus padres acudieron al Conas para denunciar el caso. Todo parecía que se trataba de un posible secuestro, aunque nunca hubo un contacto de los victimarios para solicitar dinero a cambio de la liberación.
El desespero y la incertidumbre en la familia Leal crecía con el paso de los días. Aún no había información sobre el joven de apenas 20 años. La campaña por las RRSS continuaba. Fueron a hospitales y morgue. Nada. Mientras tanto, el Conas interrogaba a varias personas. Buscaban alguna pista que los condujera a Maikol.
Justo cuando se cumplía un mes de la desaparición, el Conas ya tenía bajo custodia a un presunto implicado en el hecho: René Alejandro Martínez , un oficial activo de la Policía de Carabobo, adscrito al comando de La Isabelica. Fue el primero en ser interrogado. Sabía dónde estaba Maikol, así que los llevó a una zona enmontada en el sector Pirital, cerca de Samán Mocho, municipio Los Guayos, donde encontraron el cadáver en avanzado estado de descomposición.
Las declaraciones del oficial y la autopsia sirvieron para armar la escena: La noche del 16 de junio el también oficial de la Policía Estadal, René Alejandro Martínez, manejaba un carro blanco, que había pedido prestado, y se trasladó a la urbanización Boca de Río junto a Reinoso. Dijeron que eran funcionarios y les dieron acceso al conjunto residencial privado. Al ver a Maikol, Reinoso bajó del carro y lo raptó.
Tomaron la avenida intercomunal y llegaron a Plaza de Toros donde buscaron a la oficial de la PC Kassandra Zambrano. Luego, se enrumbaron hacia Samán Mocho. Lo llevaban con las manos amarradas hacia la espalda, lo golpearon en el intercostal, le fracturaron la mandíbula, lo hincaron y le dispararon dos veces en la cabeza con un revólver .38 de Martínez.
Un día antes del hecho, aparentemente, a la oficial Zambrano le habrían robado una moto. Por cuenta propia, comenzó a averiguar para tratar de dar con el responsable. Ese día en la mañana habló con Maikol para preguntarle quién había sido, pero no sabía. De hecho, el lunes, cuando al parecer se robaron la moto, Maikol no salió. Se quedó trabajando en la pequeña barbería que tenía en casa, contaron sus padres.
Al parecer, para Zambrano todos los muchachos de esa urbanización eran culpables y tenía pensado vengarse. Comenzaron por Maikol porque fue el primero a quien encontraron en la calle.
De acuerdo a las investigaciones, Kassandra Zambrano fue quien habría orquestado el plan. Ahora, junto a sus compañeros Reinoso y Martínez, esperan por la celebración de la audiencia preliminar. Quedaron privados de libertad por homicidio intencional calificado con alevosía y motivos fútiles, tortura y agavillamiento.
En la barbería todo permanece intacto. A la familia Leal aún le cuesta mucho entender cómo le arrebataron la vida a su hijo. El dolor es tan profundo como el deseo de hacer justicia. Exigen pena máxima para los funcionarios.
Cactus24/25-08-2020