Artículo de opinión.-
El proyecto de Chávez ha sido un fracaso financiado, hasta el momento de su muerte la empresa petrolera venezolana aún podía soportar semejante peso, aunque ya venía a menos.
Cuando su debacle se aceleró producto de la desprofesionalización y corrupción, las medias sucias se comenzaron a ver, comenzó la escasez, la hiperinflación, la ruina de todo lo público que paulatinamente infectó lo privado… los racionamientos, las leyes impuestas, los controles, las elecciones en “condiciones mínimas” no dejaron hueso sano en nuestra economía.
Por eso los slogans del régimen siempre han evocado términos incuantificables como patria, soberanía e independencia ¿cómo se miden? Cómo podemos mediar cuánta patria tenemos, cuánta soberanía, cuánta independencia… no hay baremos para eso. Para los que sí hay como crecimiento económico, inflación, desempleo, jamás se hicieron alarde pues siempre han sido un fracaso disfrazado, el chavismo en su primera etapa (con Chávez) fue un espejismo y con Maduro una desesperante realidad.
El chavismo podemos compararlo con los gobiernos de Bill Clinton en Estados Unidos y de Aznar en España, tras el aparente bienestar económico se escondió la entrega de la nación a los banqueros, una burbuja financiera que cuando llegó el momento de pagar ambas naciones sufrieron los estragos. Con Chávez fue similar, el boom petrolero dio para todo, hasta para ocultar la corrupción más grande que conoce la humanidad luego de la segunda guerra mundial, amén de la desprofesionalización, la desidia, el privilegiar los intereses gubernamentales de los “progres” de aquí y del mundo entero, que son una afrenta contra la humanidad entera.
Venezuela paga con creces su idiotización, la ideologización extrema, la exasperada tributación a gobernantes teñidos con lo más granado del populismo, carentes de racionalidad, de todo aquel principio que hace crecer las naciones… educación, trabajo, libertad.
El término patria es la conmemoración afectiva a nuestro Estado (toda Venezuela) y hoy más que nunca se encuentra ultrajada por otras naciones a las que se les iza bandera en lugares donde solo debería batirse la nuestra. Socialismo si hay, el culto a los gobernantes, la siembra de odio, la violencia, del resentimiento, la masificación de la pobreza, la dependencia a las dádivas públicas cada vez más escazas. Muerte es lo que sobra, por hampa, por desapariciones, por hambre, falta de medicinas, de sistema público de salud… De aquello de “Patria, Socialismo o Muerte” solo las dos últimas triunfaron.
El chavismo no obra solo, el manejo discrecional de nuestras instituciones, recursos y armas que le han dado las trágicas elecciones en “condiciones mínimas” lo ha hecho de la mano de una falsa oposición que recibe beneficios furtivos, pues no hay otra explicación para semejante y evidente acompañamiento, traición a la patria.
Venezuela no quiere más retórica, eufemismos, excusas ni discursos ¡Quiere hechos, no slogans! Desea que sus gobernantes hagan palpar las cifras de bienestar, que sean reales, sostenibles. Venezuela no necesita mesías, necesita que cada venezolano sea pieza fundamental a través de su trabajo, de su esfuerzo. Venezuela no necesita morir por partidos políticos, necesita organizaciones que se desvivan por ella. No necesita alianzas con regímenes autoritarios, nuestro país necesita ser fuente de democracia, constitucionalidad, institucionalidad ¡de la libertad que regó por el continente!
No estamos en Venezuela, hoy este país es un reino de pocos que hace daño a demasiados, por lo cual es insostenible y la hora de nuestra reivindicación histórica está por llegar con las lecciones aprendidas de antes y de hoy. La única ideología útil para las naciones es la eficiencia y la transparencia de quienes ejercen cargos públicos.
Por Leandro Rodríguez @leandrotango
CACTUS24 13-08-20