El frío de la muerte recorrió en minutos el cuerpo del ama de casa Maireth Muñoz. Ella pensó que el día de partir de este mundo le había llegado, pero aferrarse a la voluntad de Dios, le dio una segunda oportunidad para vivir.
El martes 21 de julio, una mata de mango cayó sobre una casa ocasionando daños. El hecho se registró a las 7:30 de la noche en la comunidad de La Encantada, municipio Juan Manuel Cajigal, estado Anzoátegui.
Muñoz tiene 28 años de edad y vive en la calle Principal de esa localidad con su esposo Víctor Hugo. El día que ella sintió de cerca la muerte, había salido al estacionamiento de su vivienda a lavarse las manos en un tanque.
La mujer contó que había escuchado estallar algo pero no sabía qué era, luego un impacto fuerte en el paredón que divide su casa con la del vecino, la alertó.
Maireth vio que el árbol, que medía unos veinte metros de altura, ya estaba encima del inmueble, por lo que al intentar correr hacia el interior de la casa para protegerse, resbaló y cayó al piso.
El miedo la consumió por completo y comenzó a decirle a gritar: “me cayó la mata Víctor, me cayó la mata”.
Los bloques no pudieron sostener por mucho tiempo la mata y volvió a caer, pero en esta ocasión, sobre unas vigas de T de la infraestructura. Una de ellas se reventó y la otra pudo aguantar el impacto y peso del árbol.
El ama de casa entró en pánico. Le gritó a su pareja reiteradas veces preguntándole, entre lágrimas, que en dónde se encontraban sus dos hijas: una de cinco años y otra de cuatro meses de nacida.
El hombre salió del cuarto con mucha pericia. Trató de tranquilizarla al decirle que las niñas estaban bien, que se hallaban en el cuarto. Un llanto llegó y golpeó al tímpano de la joven. Lo reconoció al instante como mirar su apariencia en un espejo. Se trataba de su hija mayor, que se asustó luego del accidente.
Maireht se trasladó hasta el cuarto donde estaban las pequeñas y las abrazó. “ Mamá no llores más, que Dios no permitió que te pasara algo malo, ya todo pasó y estás bien”, fueron las palabras de consuelo que le dio su primera descendiente.
Los daños que sufrió el inmueble fue en un paredón, techo del porche y vigas. El vehículo Fiat Uno que estaba estacionado cerca de donde cayó el árbol, no presentó daño.
Se conoció que la mata de mango, en su base, estaba podrida y que solo la sostenían tres raíces, y estaba plantado en la vivienda de un vecino de Maireht.
CACTUS24 23-07-20