A las 11 de la mañana llega personal cubano con el desayuno para los pacientes sospechosos y positivos a COVID-19 recluidos en el Centro Diagnóstico Integral (CDI) Boca de Río al sur de Valencia. Con miedo, se acercan a las habitaciones y desde la puerta entregan la bandeja de aluminio con la comida: una arepa “viuda”, a veces hasta quemada, y un poco de malojillo. Nada anda bien en ese centro centinela que alberga a contagiados con coronavirus.
En cada habitación hay hasta cinco pacientes, unos 9 en total. Algunos con resultados confirmados de PCR y otros a la espera. Positivos y sospechosos, hombres y mujeres, comparten cuarto. Así pasan los días y la incertidumbre y el riesgo de contagio crecen.
Los médicos se ponen el “traje de astronauta” y pasan a las habitaciones cada dos o tres días. No hay evaluación constante de los casos. Les indican paracetamol y la dejan en un lugar a donde luego los pacientes deben buscarla, para tener el menor contacto posible porque no hay agua para lavarse las manos.
A eso de las 3 de la tarde llega el almuerzo y los alimentos del CLAP no pueden faltar: arroz o pasta, frijoles chinos y pollo. Poco después, el personal del CDI les pasa hojas blancas recicladas para que limpien las bandejas. Una mesa al lado de cada puerta de las habitaciones es la receptora de los utensilios. La cena llega cerca de las 6 de la tarde.
En ese CDI nada funciona. Los aires acondicionados no sirven. No hay agua. Los pacientes hacen sus necesidades en bolsas, que luego lanzan a través de una pequeña ventana, y los apagones también son parte del centro centinela. «Los presos están mejor que nosotros», contó en exclusiva a Cactus24, Luis*, uno de los afectados.
Gustavo* también estaba en la misma habitación. Trabaja como chófer para una empresa, pero no sabe cómo ni dónde se contagió. Un día se sentía deshidratado y acudió al hospital de Guacara. Le hicieron una Prueba de Diagnóstico Rápido (PDC) y resultó positivo. A la PCR también.
Debía cumplir aislamiento en el CDI de Boca de Río, pero el lunes decidió irse bajo su responsabilidad y consentimiento médico. José* y otros dos pacientes hicieron lo mismo, pero antes dejaron una carta donde explicaban las razones de la huida.
“No contamos con el servicio de agua, ya son varios días que no contamos con el baño, no hay aire ni luz, los zancudos no nos dejan dormir, los doctores no nos atienden como tal, por tales motivos yo decido irme bajo mi propia responsabilidad y me comprometo a seguir en cuarentena los días que me faltan”, decía parte de la carta que dejaron cada uno de los pacientes que se fueron del CDI, a la epidemióloga que llevaba los casos.
La noticia sobre la supuesta fuga corrió rápido por las Redes Sociales, aunque “los médicos nos abrieron la puerta”, relata José*, a quien desde mayo, luego de regresar de Colombia, le han hecho tres PDR (dos negativas y la última, a principios de julio, positiva) y cinco PCR, cuyo resultado tras una muestra tomada el 15 de julio dio negativo. Todo indica que tuvo el virus, pero entre tanta espera se recuperó.
Héctor Marrufo, director de la Policía de Guacara, informó a través de una nota de prensa que “tras arduas labores de inteligencia dieron con la ubicación de pacientes que habían dado positivo a COVID-19” y que se habrían fugado de un centro de salud en el municipio Libertador. Los identifica con nombre y apellido,aunque esto esto sea un delito según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, el hombre informó a Cactus24, que él aportó la ubicación a las autoridades, quienes llegaron la madrugada de este miércoles y lo trasladaron a un CDI en Mariara. Luego fue llevado en ambulancia a otro centro centinela en el municipio Valencia, junto a su esposa, que se mantenía en casa y en ese momento fue informada que también dio positivo en la prueba PCR. No estaba recluida ni se fugó de algún centro asistencial como manifestó Marrufo.
José* está tranquilo en su casa, al occidente de Carabobo, porque su último resultado arrojó negativo. Teresa* por miedo, decidió “entregarse” regresando al CDI de Boca de Río. Del otro paciente no se obtuvo información.
Mientras los enfermos continúan viviendo precariedades en el CDI de Boca de Río, los médicos denuncian no contar con los implementos de bioseguridad para atender a los infectados.
*Nombres ficticios de los pacientes.
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Cactus24/22-07-2020