«Esta es una medida que beneficia a todos los cubanos de dentro y fuera del país, (…) que se toma en medio del recrudecimiento del ‘bloqueo’ (embargo) de Estados Unidos y permite darle más capacidad de compra al dólar», explicó el ministro cubano de Economía, Alejandro Gil, durante una comparecencia en la televisión estatal.
La Habana hace efectiva así una decisión anunciada días antes de la visita a Cuba en marzo de 2016 del entonces presidente estadounidense Barack Obama, durante el momento más dulce del «deshielo», y cuya aplicación estuvo hasta ahora condicionada a la posibilidad de que la isla pudiera realizar transacciones internacionales en esa moneda, algo que nunca llegó a ocurrir.
El impuesto del 10 % en las operaciones con dólares se estableció en Cuba en 2004 en respuesta a las restricciones del embargo estadounidense -aún vigentes- y su derogación ahora coincide con el inicio de la venta minorista de productos básicos en divisas, dentro de la estrategia del Gobierno para reflotar su maltrecha economía.
Desde hace dos años la isla enfrenta una cada vez más complicada coyuntura financiera debido a la crisis y reducción de subsidios de su principal aliada económica y política, Venezuela, el endurecimiento de las sanciones de EEUU y la prolongada ineficiencia de su economía planificada. La emergencia sanitaria no hizo sino empeorar la situación, especialmente por la paralización del turismo.
Incentivo para gastar
En octubre pasado el Gobierno cubano inició la venta en divisas de artículos electrónicos y piezas de coches -ambos bienes muy demandados-, y los cubanos pudieron abrir cuentas en monedas extranjeras, en las que los beneficiarios podían recibir transferencias desde el exterior o hacer depósitos en efectivo.
Con esa medida las autoridades, en medio de la importante crisis de liquidez agravada actualmente, perseguían ingresar «moneda dura» que hasta entonces los cubanos gastaban en terceros países a los que viajaban para comprar esos productos.
Pero quienes depositaban su dinero en esas cuentas en dólares estadounidenses (y no en euros, por ejemplo) estaban en desventaja y perdían el 10% de la cantidad real que ingresaban, para descontento de los cubanos, cuya gran mayoría no cobra en esa moneda y depende de las remesas.
El dólar fue despenalizado en Cuba en 1993, durante la época más dura de la peor crisis económica que la isla ha sufrido en su historia reciente. Hasta 2004 circuló junto al peso cubano convertible (CUC), una moneda artificial con valor igual a la divisa estadounidense que sustituyó completamente a esta en las transacciones domésticas.
La eliminación ahora del gravamen busca incentivar todavía más las compras -solo con tarjetas bancarias- en las tiendas de electrodomésticos y en los comercios minoristas que abrirán el mismo lunes 20, destinadas a «suplir la demanda de un sector de la población con solvencia en divisas», señaló Gil.
El también viceministro primero del país insistió en que la venta de productos básicos en divisas no significa «un apartheid» que separe a quienes tienen acceso a las remesas de quienes cobren en CUC o pesos cubanos (CUP).
Desde hace semanas se especulaba sobre la apertura inminente de tiendas en moneda extranjera, una noticia que levantó polémica e indignación entre los cubanos, que sufren hoy la escasez endémica de la isla, agravada por los efectos de la pandemia.
«Lo que estamos buscando es precisamente mantener el alto costo de la oferta en las tiendas en CUC y CUP (…). Es una medida para proteger al pueblo, para evitar que las divisas se vayan del país» y poder reutilizarlas en beneficio de todos, precisó.
En la misma línea, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, aseguró este jueves que «todo lo que se hace es para salvar al país» y calificó de «malintencionados» esos rumores que «buscan alimentar el descontento».
En una alocución de retórica bélica que recordó a los discursos de la guerra fría, Díaz-Canel arremetió contra «el imperio de Washington» y aseguró que Cuba está «en un campo de batalla» contra quienes «buscan desmontar el programa económico y social de la Revolución».
«Hay desabastecimiento en las tiendas porque Cuba no tiene divisas, por el ‘bloqueo’, por la persecución (…). Estas son medidas que no benefician a todos, pero que se saben necesarias para remontar nuestros problemas económicos», subrayó, mientras negó una supuesta «dolarización» de la economía cubana.
Estrategia para sobrevivir
La eliminación del gravamen al dólar estadounidense y la apertura de tiendas minoristas en divisas forman parte de un plan más amplio del Gobierno cubano, que implica «transformaciones» de sus estructuras y cambios en «estrategias que no funcionan».
El programa abarcará 16 áreas clave, con el énfasis puesto en la agricultura y la soberanía alimentaria, adelantó el ministro de Economía y viceministro primero.
Alejandro Gil anunció, sin dar fechas, que trabajan en la futura puesta en marcha de pymes, tanto en el sector privado como en el estatal, y en la ampliación de los incentivos a la inversión extranjera directa, sobre todo en la producción de alimentos.
Agregó que «avanzan en el diseño» de un mercado mayorista, una vieja demanda del sector autónomo cubano, que ofertaría productos «con respaldo» en divisas a cooperativas privadas que harían negocios en moneda dura, ya sea a través de exportaciones o en operaciones con empresas radicadas en la zona especial del Mariel.
Informó además de que próximamente comercializarán paquetes para el turismo nacional también en divisas, aunque insistió en que la oferta en CUC y CUP continuará.
Gil agregó que la canasta básica subsidiada de julio está garantizada, con un extra de granos, arroz y pollo a precios normales, que serán expendidos a través de la cartilla de racionamiento o «libreta de abastecimiento».
Cactus24 17-07-20