Políticos brasileños, correligionarios y mucha gente que estuvo con el presidente Jair Bolsonaro en las últimas dos semanas, se apresuraron a hacerse las pruebas de Covid-19 al saber que el mandatario brasileño confirmó que tiene el vírus.
En esos quince días, tiempo de incubación de la enfermedad, Bolsonaro viajó por el país, inauguró obras, dio las manos y abrazos, y mantuvo contacto con centenares de personas, en busca de recuperar algo de su popularidad, cuando su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro está en el centro de un escándalo de corrupción.
Sin obedecer la orden, incluso de un juez, de usar mascarilla en lugares públicos, Bolsonaro viajó cuatro veces, para reunirse con autoridades e inaugurar obras, además de participar en ocho ceremonias y tres ruedas de prensa, en Brasilia. Según «Folha de São Paulo», por lo menos 66 políticos, empresarios, personalidades y diplomáticos, como el embajador de Estados Unidos en Brasil, Todd Chapmann, estuvieron con él, casi siempre sin mascarilla, como se observa en vídeos e fotos.
En busca de popularidad
Desgastado por restarle importancia a la pandemia y por tener a su hijo mayor envuelto en un escándalo de corrupción que puede llegar a él, Bolsonaro se ha mostrado más cauteloso y ha buscado una «agenda positiva», que incluye viajes, reinaugurando incluso obras de sus antecesores en el norte del país, donde el oposicionista Partido de los Trabajadores (PT) tiene más fuerza.
La prisión de su amigo Fabricio Queiroz, asesor de su hijo mayor, el senador Flavio Bolsonaro, durante más de una década, ha erosionado seriamente la imagen del presidente, que perdió el 25% de popularidad digital, según la consultora de datos Quaest. Los puntos, que se refieren a alcance en redes sociales, beneficiaron a su exaliado, el exministro de Justicia Sergio Moro, que se destacó en las operaciones anticorrupción que derribaron al PT tras 13 años de Gobierno.
Según la encuestadora Datafolha, la aprobación de Bolsonaro es del 32% y el rechazo a su gestión del 44%, el peor desempeño de un presidente brasileño desde el retorno a la democracia en 1985, con un año y medio de gestión.
Queiroz fue preso el mes pasado, escondido en la casa de campo del abogado del presidente y su familia. Está acusado de ser testaferro de los Bolsonaro en un caso de desvío de dinero público, que habría sido usado para financiar grupos de justicieros en las favelas de Río, y en las propias campañas de la familia de políticos.(Información de ABC).
Cactus24/09-07-2020