Desde que apareció el nuevo coronavirus miles de venezolanos han emprendido viaje de vuelta al país del que salieron para “zafarse” de la crisis económica, social y política, porque la cuarentena les congeló los ingresos, muchos fueron despedidos de sus trabajos y desalojados de viviendas o residencias de alquiler.
No obstante, muchos han preferido quedarse donde están pues al menos tienen empleos ―en comercios esenciales― y además temen contagiarse del Covid-19 durante el trayecto a Venezuela. Para varios connacionales entrevistados por Cactus24 subsistir es un gran desafío, comentan que han vendido sus pertenencias para “pagar arriendo, servicios y comprar comida”, en este estricto orden establecieron sus prioridades.
A Osmel Villarroel, quien reside con su esposa, una hija de 2 años, dos cuñadas y su suegra en una modesta “ciudadela” de Bogotá la situación se le ha puesto “color de hormiga”, pues a pesar que la dueña del apartamento por consideración le bajó la mensualidad del arriendo de 450.000 pesos a 200.000 pesos, lo que percibe actualmente es insuficiente para pagar alquiler, servicios básicos del hogar y la comida.
El joven de 25 años manifestó que su contrato como técnico de electricidad se suspendió a causa del covid-19 y para pagar lo que adeuda hasta que se levante con formalidad la cuarentena laboral en Colombia ha tenido que vender casi todas sus pertenencias, incluso su teléfono celular, el único medio que disponía para comunicarse con sus familiares en Punto Fijo.
De igual forma, Catia Rosales, una caraqueña criada en Barquisimeto, al llegar a Perú hace cinco años, se asoció con una amiga para consolidar una venta de comida y dulcería a domicilio “todo iba de maravilla, a pesar de los altibajos que se presentan al emprender fuera de tu país, pero al llegar el virus al Perú todo se complicó”, señaló.
Rosales reveló que los encargos y las ventas han disminuido por la creciente ola de contagios en ese país y les llegó el momento de vender parte de sus enseres de cocina, ropa y calzados para cancelar religiosamente alquiler y servicios. La empresaria lamenta “Y pensar que había planificado regresar a Venezuela este año, porque cumplí mi principal meta que era formar un negocio que me permitiera invertir en otros proyectos pero en mi país”.
A estos testimonios se une Isaí Guiñen, quien migró a Ecuador hace cuatro años y se mantenía con dos empleos, uno de construcción y otro como panadero, este último ha podido conservar por ser un comercio de excepción durante la pandemia.
El hombre de 37 años, con sus dos trabajos logró comprar una moto para transportarse hacia sus lugares laborales y regresar a su apartamento, pero en plena cuarentena fue víctima de xenofobia “el dueño desalojó a todos los inquilinos venezolanos por temor a contagiarse del virus”, acotó Guiñen quien quedó en la calle y vendió su motocicleta para pagar dos meses adelantados de servicios básicos en una habitación más económica; con el poco dinero que le quedó, solo alcanzó a comprar una bicicleta de segunda mano en la que pedalea dos horas y media para ir y volver desde su nueva residencia hacía la panadería en donde labora.
Los entrevistados insisten en que la decisión de quedarse en Colombia, Perú y Ecuador es por prudencia, prevención y seguridad para sus familias que residen en Venezuela, porque creen que no estarán seguros y sanos si regresan al país a pie, caravana o viajes humanitarios, por el contrario, afirman que estarán más expuestos a contagiarse y morir en el camino por el afán de estar en estos momentos de crisis sanitaria en casa.
CACTUS24 21-05-2020