El uso de aplicaciones para el teletrabajo y el aumento de nuestro tiempo online reabre el debate sobre cuánto contamina realmente la web.
Aún no hay informes concluyentes, pero parece evidente que el aumento de las aplicaciones de teletrabajo y de servicios de streaming ha contribuido a que la huella de la nube supere este año todos sus récords.
La compañía Website Builder Expert, especializada en el desarrollo web, ha sido una de las que se ha apresurado a dar algunos datos. En base a las estimaciones de que el uso de que el consumo de datos se ha disparado entre un 70 y un 80% a lo largo de las últimas semanas, ha estimado lo que podría ser la huella medioambiental de algunas de las actividades más comunes de estos días.
Por ejemplo, según sus datos, la transmisión en plataformas como Netflix contribuye con hasta 4.120 toneladas de emisiones de dióxido de carbono por minuto; mientras que YouTube, por otro lado, emite unas 4.2 toneladas de dióxido de carbono por minuto.
Todas estas estimaciones sin embargo siempre han sido objeto de dudas. En las llamadas tecnologías de la información existen una gran variedad de impactos que se podrían desglosar. Desde los centros de datos que sustentan la red de internet, hasta el coste energético de la fabricación de cualquier dispositivo que nos sirve para usarla. Todo ello marcado lógicamente por el origen de la fuente primaria y si es renovable o no.
Lo más preocupante de este asunto es si cabe que las mismas predicciones ponen el foco en que esta cifra se duplicará solo de aquí a 2025.
Mike Berners-Lee, hermano de Tim, uno de los conocidos como padres de la web, es uno de los mayores expertos sobre huella medioambiental ligada a internet. Según varios estudios que ha desarrollado para la Universidad de Lancaster, estaríamos hablando de que un usuario medio de internet genera 135 kilos de gases de efecto invernadero solo por sus envíos de correos electrónicos. Una cifra equiparable a un viaje de 300 kilómetros en coche.
El auge del uso de imágenes y vídeos de gran calidad en la red ha sido exponencial en los últimos años. Para hacerse una idea, la media de una página web en su versión de escritorio ha pasado de 500 Kb a un peso de más de 2 megas de media de 2010 a 2020, unas cifras que en las versiones móviles van a más.
El problema, no obstante, ha empezado a remover conciencias en los últimos años, generando movimientos que abogan por aplicar la eficiencia también al diseño de internet, la contratación de hosting certificados por su uso de energías renovables, o la búsqueda de un diseño menos sobrecargado. Un ejemplo es el Sustainable Web Manifesto, impulsado por un grupo de desarrolladores y empresas tecnológicas desde hace unos años, que aboga por este diseño de internet con una vista puesta en la contaminación que genera.
cactus24 (18-05-2020)