El 13 de abril de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Beso. Una celebración con la que se pretende recordar a las personas el simple placer asociado con el beso por el beso mismo. Por tanto, no se trata solo del beso como mera formalidad social o como preludio de las relaciones sexuales. Es un día en el que se reivindica la expresión de la intimidad que comporta por sí mismo el beso.
El beso es el lenguaje universal del amor. Un acto que estrecha vínculos entre las personas y con el que se puede demostrar afecto o un saludo. El 13 de abril se conmemoran los besos románticos, los besos en la mejilla, los besos de padres a hijos y los besos entre amigos. Una clara alusión a la importancia que tiene en nuestra sociedad un sencillo gesto como este.
No se sabe con certeza cuándo empezamos a besarnos, aunque algunos investigadores creen que este comportamiento se originó en los seres humanos hace millones de años, cuando las madres daban de comer a sus bebés alimentos parcialmente masticados directamente de la boca, costumbre compartida, por cierto, con algunas especies animales.
Algunas de las primeras referencias escritas del beso que conocemos datan de 1.500 antes de Cristo, y se encuentran en cuatro textos en sánscrito de la tradición védica hindú. Escrito 500 años después, el poema épico Mahabharata también menciona los besos en los labios.
El beso más largo del mundo
El origen de esta celebración está en Tailandia en el año 2011. El 13 de abril se celebró un concurso en el que una pareja tailandesa se dio el beso más largo de la historia, que duró nada más y nada menos que 46 horas, 24 minutos y 9 segundos. ¡Casi dos días! En 2012, en el mismo concurso, una pareja homosexual superó el récord, con un beso que duró 50 horas, 25 minutos y 01 segundos.
La pandemia de coronavirus cambia todo
Hace algo más de 90 días el mundo se dio vuelta, y en consecuencia nuestras vidas. De pronto nuestras certezas se volvieron incertidumbre y nuestro presunto saber hacer se evaporó. Nos hubiera parecido ridículo e increíble si nos hubieran anticipado que la globalización cultural consistiría en un conjunto de reglas de higiene doméstica que nos indicarían que deberíamos pasar nuestros días limpiando, descontaminando y permaneciendo en nuestras casas la mayor parte del tiempo.
Las prioridades se modificaron: lo que ocupa el lugar más importante ahora es cómo hacer para permanecer sanos, para sobrevivir. Las personas buscan un momento fugaz de seguridad durante el día, en el trabajo online, en los chats con amigos, en los intercambios de consejos y videos, en las videoconferencias familiares, en las charlas de maestros espirituales, mientras invade la angustia por los médicos y enfermeros, por los trabajadores en las calles y por las personas que están en situación de mayor vulnerabilidad y carencia.
“Como médica sexóloga no puedo menos que recordar las funciones de la sexualidad: procreación y trascendencia; placer e inmunidad; autoestima y seguridad, y, por último, pero no menos importante, comunicación y perdurabilidad de la pareja. Todas ellas, funciones generadoras de oxitocina y endorfinas entre otras hormonas y neurotransmisores que son el antídoto de las hormonas del estrés. Pero resulta que la sexualidad hoy día también tiene sus reglas. Los infectólogos nos han dicho, entre otras indicaciones, que es más segura sin besos», indicó Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga. /información de La Vanguardia , el Español e Infobae.
Cactus24/ 13-4-2020