El bienestar del pueblo venezolano justifica cualquier esfuerzo, aún los que se consideren imposibles de parte de ciudadanos capaces de respetar y realizar lo requerido para lograr ese objetivo esencial. La situación existente es oportunidad clave para comprobar qué ciudadanos somos, tanto los que gobiernan, como quienes encomendamos esa misión. Puesto en términos “claros” que todos entendemos, los del gobierno y los de oposición.
El momento es crítico porque ya no se trata solamente de la muy larga crisis económica, social e integral que hemos sufrido ya tanto tiempo, y se espera que no se tome esto como una oportunidad para el cuestionamiento político, sino también de nuestras vidas, lo cual demanda acciones determinadas, entre las cuales figuran algunas que exigen un trabajo concertado entre gobierno y oposición. Un ejemplo sencillo, como el de la comentada solicitud de ayuda al FMI por parte del gobierno, muestra, en la medida en que sea cierta, y que sea realmente muy necesaria para el gobierno, la necesidad de esta concertación.
Se pueden citar otros ejemplos. Pero veamos este caso. ¿Cuánto daño significa para el pueblo de Venezuela la evolución negativa de la situación y su recuperación posible posteriormente? Ha solicitado el gobierno la cooperación de la oposición?. La ha ofrecido la oposición? ¿Debe el gobierno aspirar la cooperación sin realizar algún cambio respecto del viejo conflicto, manteniendo su modelo y gestión gubernamental, incluyendo el mismo lenguaje politiquero alejado de la práctica rutinaria?
¿Debe el gobierno plantear que este problema sanitario es independiente de la situación general del país? Ya se ha atestiguado el cuestionamiento acostumbrado a la oposición por parte del gobierno, el cual insiste, entre otras cosas más y menos reñidas con la Constitución y otras instituciones básicas, en la actividad del poder popular, de las milicias, de los colectivos, de las comunas, de la represión, de limitaciones a las libertades personales y empresariales, y otros. ¿Debe la oposición condicionar estrictamente su ayuda a la realización de los cambios que ha solicitado con base en derechos humanos esenciales?
¿Debe la oposición prestar su ayuda renunciando a la aspiración ya vieja de los cambios planteados? ¿Cuál sería la exigencia ´mínima de la oposición en materia de los cambios referidos? ¿Más allá de los que dicen que en política todo es posible, puede alcanzarse un mínimo de confianza entre gobierno y oposición con respecto a la situación existente?
Más allá de mi conocida posición de oposición al gobierno, considero que entre las dos responsabilidades correspondientes, la mayor, bastante mayor, es la del gobierno. ¿Será el COVID 19 una causa suficiente para concluir triunfalmente la escalada y generar el entendimiento vital?
Cactus24 (06-04-2020)