Médicos y enfermeras en los abrumados hospitales del norte de Italia han acogido con beneplácito una leve estabilización en la cantidad de infecciones por coronavirus, pero temen que el virus aún esté propagándose silenciosamente en el sur del país, dos semanas y media después de que arrancó el cierre nacional más extremo de Occidente.
Aun así, la cifra de muertos en Italia sigue creciendo, y los virólogos advierten que el número real de casos podría ser hasta más de cinco veces mayor que el conteo oficial, que se aproxima a los 86.500 el viernes. Eso significa que las infecciones seguirán aumentando incluso aunque los italianos han sido confinados a sus casas.
Italia, uno de los focos de la pandemia, tiene la mayor cantidad de muertes por el nuevo coronavirus de cualquier nación en el mundo, una cifra lúgubre que alcanzó 9.134 el viernes. Italia también superó a China en su número de casos confirmados y sólo está detrás de Estados Unidos.
A pesar de la cifra de víctimas, los funcionarios también han expresado un cauteloso optimismo de que la propagación exponencial del virus está comenzando a disminuir en el norte, gracias a dos semanas de aislamiento supervisado por las fuerzas armadas. Durante varios días esta semana, el número de nuevas infecciones y muertes mostró indicios de desaceleración, y las salas de emergencia no vieron el tsunami de enfermos que caracterizó las primeras semanas de la pandemia después del primer caso detectados en el país el 20 de febrero.