«Chinca», como cariñosamente le llamaban familiares y amigos, tomó la noche de este viernes una fatal determinación.
Desde hacía días mostraba malestar general, tos y dificultad para respirar, por lo que acudió a un centro asistencial, donde le asignaron un tratamiento y le mandaron reposo, pero su preocupación no cesaba, pues temía estar contagiada con el Covid-19, aunque el médico que la vio no la consideró en su momento una potencial portadora del virus.
Los pensamientos no la dejaron en paz hasta el viernes, cuando fue la última vez que la vieron con vida. La mujer, de 48 años, amaneció con una soga alrededor del cuello y sin registros de signos vitales.
Funcionarios policiales resguardaron su casa, ubicada en la calle Urdaneta con Arismendi, hasta que el personal del Servicio Nacional de Medicatura Forense se encargó del levantamiento del cuerpo.
Cactus24 (21-03-2020)