Uno de los rasgos que más asociamos con el profesionalismo y el respeto a los demás es la puntualidad. Muchas veces, llegar tarde está acordado, como en una reunión con amigos; sin embargo, muchas otras es visto como una falta de respeto.
Si eres de las personas que llegan tarde todo el tiempo, sin importar a qué, si estás constantemente batallando contra el reloj, puede ser una señal psicológica de que, en realidad, eres un poco más feliz que los demás, pues la ciencia lo afirma.
Quienes llegan tarde de manera crónica típicamente no son buenos para estimar cuánto tiempo les llevará todo lo que deben hacer, dice Diana Delonzor en su libro Never Be Late Again. Esto se debe a su tipo de personalidad, que realmente percibe el tiempo pasar más lento, de acuerdo a los estudios en las personalidades tipo A y B del psicólogo Jeff Conte. Las personas que llegan tarde son, en general, de tipo B.
Las personas que llegan tarde, normalmente, se mantienen en calma cuando todo se vuelve loco a su alrededor, lo que los ayuda a resolver problemas en momentos críticos mejor que otros.
Por estas razones, es posible que sean más exitosos en el mundo laboral, a pesar de llegar tarde constantemente a las reuniones importantes. Cuando llegas tarde, muchas veces debes resolver problemas más rápido que los demás, como, por ejemplo, averiguar qué pasó en la reunión o en la clase antes de que tú llegaras. Las personas que logran mantenerse más relajadas en una situación estresante pueden encontrar soluciones enseguida, ya que el estrés no nubla su juicio.
Está comprobado, además, que las personalidades de tipo B tienen un riesgo menor de contraer enfermedades coronarias, probablemente vinculado al reducido estrés que sienten.
Cactus24 (17-01-2020)