Las sedes policiales o de organismos de seguridad suelen ser un termómetro para medir la eficiencia de quienes fungen como líderes; también para evaluar cuán a gusto están los funcionarios y cuán motivados a la hora de cumplir con sus obligaciones. En el caso de Protección Civil, y particularmente en su sede ubicada al Este de Coro, lo que reina es la desidia y depresión.
José Luis Morles, Gregorio José Montaño y Yoe Cabos, los tres últimos directores estadales de Protección Civil, parecen haber hecho poco o nada para garantizarles a los funcionarios un espacio digno y acorde al descanso y que puedan llevar a cabo sus responsabilidades, casi todas en materia de prevención, auxilio y traslados.
Valga recordar que recientemente se cumplieron 18 años de la reforma del organismo o la promulgación de la Ley de la Organización Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres, publicado en Gaceta Oficial 5.557 el martes 13 de noviembre del 2001. En las disposiciones transitorias estaba que las dependencias debían adecuar su estructura y funcionamiento, tanto operativo como de condiciones que permitieran garantizar el servicio.
No obstante, los directivos de esta organismo se han ocupado más de garantizar su permanencia en el cargo elogiando a las autoridades y garantizando la cuota de funcionarios para hacer bulto en cuanta marcha o evento político oficialista que efectúe el gobierno, pero a la hora de la chiquita, han sido poco diligentes con las necesidades de los funcionarios.
El anterior director José Gregorio Montaño, según cuentan fuentes al tanto de la decadencia, tuvo la iniciativa o hizo el amague de querer recuperar los espacios, sobre todo la reparación de la cuadra y colocación de un techo. No obstante, las camas que sacaron con la excusa de repararlas, muchas terminaron en las nuevas sedes o centros policiales de coordinación, mientras que el techo, resultó ser de segunda y hasta de tercera mano.
Con Yoe Cabos como heredero de una obra que inició y se desarrolló sin pena ni gloria, unas fotos de funcionarios de Protección Civil durmiendo en la intemperie y en colchonetas, han dejado mal parada a quienes llevan las riendas de la institución.
Refieren alguno confidentes que, en vez de contar con un espacio acorde, camas o literas confortables, de acondicionadores de aire para los horas de descanso que corresponde en las guardias de 24 años, filtros de agua, se consiguen un espacio casi en ruinas, con baños y duchas inservibles, sin agua, los sanitarios dañados y con una cuadra calurosa y cundida de zancudos.
Tal como están, las instalaciones no son ópticas según algunos confidentes, para el descanso, siquiera para la permanencia de los funcionarios que, ante este panorama están deprimidos y hasta molestos, aunque prefieren no manifestarlo por temor a represalias y a despidos.
Si se cumple aquello de que año nuevo vida nueva, los funcionarios de Protección Civil, ansían que este año 2020 traiga modernidad, confort y dignidad a su sede, y que también sea remodelada como la avenida Independencia y plazas cercanas que presentar cambios sustanciales, no así la sede de Protección Civil que está en ruinas, con ambulancias paradas por falta de repuestos y funcionarios durmiendo en el suelo, exponiéndose a ser apedreados como ya ha pasado con algunos de noche, que revoltosos les caen a piedras o ha botellazos.
Cactus24 (17-12-2019)