Winder Antonio Henríquez Alencar planificaba hacerse unos trabajos de espiritismo. Aparentemente su mejor opción fue Franklin José Anija Herrera con quien viajó, junto a otros dos hombres, desde el estado Amazonas hacia un río en la población de Goaigoaza en el Puerto carabobeño, donde -supuestamente- practicarían los despojos y velaciones, aunque las intenciones serían otras.
Era 13 de noviembre cuando Winder emprendió un viaje de unas 11 horas, en su Chery X1, color rojo, con destino a Puerto Cabello. Lo acompañaba Franklin, «Fernando» y «El Chuíto». Los trabajos de espiritismo lo practicarían en el río del sector San Lorenzo de Goaigoaza. El ingenuo hombre, de 60 años, iba bajo la premisa de recibir unas morocotas de oro que supuestamente le obsequiaría Don Nicanor Ochoa. Esa promesa que le hicieron los «brujos» motivó a Winder a conducir casi 800 kilómetros para tener su precisado regalo dorado, pero detrás de todo, estaría planificado su asesinato para despojarlo de sus bienes.
De acuerdo al reporte policial, Winder Antonio Henríquez Alencar era ingeniero, aunque según el consulado de Brasil en Puerto Ayacucho, fungía como jefe de la misión. Sobre su paradero no se supo más y sus allegados habrían alertado a las autoridades. Al parecer, el último contacto que se tuvo fue en San Fernando de Apure, por lo que detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de esa subdelegación iniciaron una averiguación como persona desaparecida.
Las investigaciones y análisis telefónico condujeron a los funcionarios hacia Amazonas, donde obtuvieron algunos testimonios que ubicaban a Franklin en Palo Negro, Aragua. Hasta allá llegaron los detectives para interrogar al principal sospechoso de la desaparición del cónsul. No tardó mucho en confesar que, junto a otros dos sujetos, llevaron a Winder hasta un río en Goaigoaza. Nuevamente los pesquisas se salían de su territorio, esta vez para dirigirse a la sede del Eje de Investigaciones de Homicidios en Puerto Cabello, donde confirmaron que el 15 de noviembre, a las 11:30 de la noche, localizaron un cadáver en la misma dirección que indicaba Franklin.
En un principio, los detectives de Puerto Cabello abrieron el expediente como una averiguación muerte hasta que la autopsia arrojó que Winder fue asesinado con un objeto contundente, así que Franklin quedó detenido el 29 de noviembre cuando los investigadores revolvieron policialmente el caso. En el lugar del hecho, localizaron un gancho de metal en forma de S, utilizado para guindar carne, como elemento criminalístico para determinar si habría sido usado para cometer el crimen.
Al también ingeniero, lo habrían matado el mismo día que partió desde la ciudad de Puerto Ayacucho y sus asesinos, luego de abandonar su cuerpo a orillas del río, huyeron en el Chery X1 hacia Güigüe, al otro extremo de Carabobo. El 28 de noviembre fue hallado el vehículo en la carretera rural del sector Puntica de Yuma. Estaba desvalijado y calcinado, al parecer, en un intento de borrar evidencias, pero como no hay crimen perfecto, Franklin, un asesino confeso, sigue detenido y sus cómplices con orden de aprehensión emanada por la Fiscalía Octava de Carabobo.
Cactus24 (16-12-2019)
