No hubo distinción de edad, profesión o domicilio. El hampa atacó sin piedad a nueve mujeres en agosto. A unas las acribillaron, a otras las torturaron antes de acabarlas con armas blancas o con golpes. El robo, la venganza y el ajuste de cuentas fueron los principales móviles que manejó la Policía científica. Solo en dos casos localizaron a los culpables, una de las víctimas era hermana de una concejal del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la otra una oficial de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). El resto de los crímenes prevalece la impunidad.
Pertenecer a las filas de la PNB despertó la ira de sus atacantes. Carlos Eduardo Bravo Patiño, alias el “Tazmania”; Luis Alberto Fernández Uribe y otros delincuentes, aún por identificar; amarraron de un árbol, desnudaron, violaron, golpearon y degollaron a la oficial Adriana Lorena González Chirinos (21), adscrita a la División de Tránsito de la PNB Guarenas-Guatire de Miranda. El cadáver lo hallaron ayer en la mañana en las inmediaciones del Distribuidor Humberto Fernández Morán, ubicado en la avenida La Limpia; y antes ponerse el sol, el CICPC, el FAES y el SIPEZ liquidaban a dos de sus asesinos en el cementerio Corazón de Jesús.
Unas 48 horas antes, los vecinos del barrio Manantial de Luz localizaban el cadáver de Wendy María Rodríguez, de 38 años. Dos motorizados la acribillaron cuando iba camino a su lugar de trabajo, al oeste de Maracaibo. La Policía científica aún investiga los motivos del crimen, la mujer trabajaba en una empresa de vigilancia. Presumen que su asesinato esté ligado a su oficio.
En la Curva de Molina asesinaron a una indigente, conocida como “María La Loca”. La golpearon hasta dejarla inconsciente. Agonizó por horas en la emergencia del Hospital Universitario de Maracaibo. De sus atacantes no hay pistas.
Por una presunta venganza mataron, el 26 de agosto, a Dayana Carolina Plata (32) en el piso de 10 de un edificio en construcción, en la avenida 11 con calle 68 del sector Tierra Negra, al norte de la capital zuliana. Junto a su cadáver asesinaron a Robert, quien se presume era su pareja.
A Dariana Javianni Pirela Colombo, de 14 años, la degollaron tras presenciar un asalto en el barrio Nueva Era del municipio Lagunillas. Se desangró en la vía pública. Ningún vecino intervino, la adolescente era indigente.
Las razones del doble homicidio aún son un misterio. A Betty Contreras (28) la raptaron junto a su suegro. Horas después localizaron sus cadáveres en una trilla, en el sector Sabana Perdida de La Cañada de Urdaneta.
Otro de atentado misterioso fue el de la maestra Irene, hermana de Isnelda Medina, concejal del Psuv. Pistoleros dispararon, sin motivo aparente, frente a su casa, en Machiques de Perijá. Los proyectiles acabaron con la vida de la docente e hirieron a su hija y a su madre. La Policía liquidó a uno de los homicidas y detuvo a otros dos en un hotel.
La racha de femicidios empezó en agosto con dos decesos en la Costa Oriental del Lago. Primero acribillaron de 18 balazos a Isabel Cristina Canelón Nava (18), corista de una iglesia evangélica, en el sector El Parral del municipio Miranda. Y menos de 24 horas después, los detectives del CICPC asumían la investigación del asesinato de Fabiola Bracho Perozo (25), propietaria de una pequeña charcutería. La balearon frente a su local en la calle 23, sector 6, de la urbanización Los Laureles de Cabimas. Su padre y su hija presenciaron el crimen. Pero ninguno conoce las causas del ataque.