Si bien en el tema de la alimentación mandan los nutricionistas y profesionales afines, y un régimen alimentario se debe construir a partir de las necesidades e intereses de cada persona, sí se puede hablar de comidas que hay que abandonar para espantar la obesidad. Todo, claro, a partir de la evidencia científica.
Un estudio hecho en 170 países y publicado en BMC Nutrition confirmó que el azúcar es el principal factor que explica el aumento sostenido de peso en el mundo, seguido muy de cerca por las carnes procesadas, tal como ratificó un análisis avalado por la Universidad de Harvard y publicado hace poco en The New England Journal of Medicine.
Pero no son los únicos culpables, porque en la medida en que la humanidad se ha industrializado, las comidas procesadas ocupan gran parte de las dietas de las personas en áreas urbanas. A esto se suma que la facilidad para obtenerlas ha desplazado la forma de acceder a la comida natural.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recalcado insistentemente en la necesidad de velar por una dieta saludable que, además de proteger contra la mala nutrición en todas sus formas, prevenga enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las cardiacas, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
Para lograr una dieta verdaderamente saludable, se debe tener en cuenta lo que han encontrado varias investigaciones sobre la comida más peligrosa.
1. Comida chatarra y de paquetes
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que los comestibles ultraprocesados no están diseñados para alimentar, sino que muchos de sus ingredientes buscan conservarlos por mucho tiempo y promover deseo de consumo, al punto de que bloquean los mecanismos de control del apetito y la voluntad para dejar de comer.
La OPS también dijo que estos productos son doblemente perjudiciales porque son casi adictivos, lo que favorece su ingesta, y a su vez modifican procesos metabólicos que estimulan la absorción calórica proveniente de otros productos.
2. Alimentos fritos
Un estudio publicado en el ‘American Journal of Clinical Nutrition’ demostró que una dieta que incluya alimentos fritos predispone al sobrepeso y la obesidad. La investigación siguió a más de 40.000 voluntarios y relacionó el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura con el consumo de estos productos y, por ende, con enfermedades cardiovasculares.
Las grasas hacen la comida más apetitosa que aquella que es cocida o hervida, además de saciar poco y favorecer la absorción y el metabolismo de otros productos que se ingieren junto con ellos.
3. Bebidas y jugos con azúcar
La Comisión de Salud Pública de Boston alertó sobre el hecho de que beber en exceso gaseosas y jugos con azúcar añadida aumenta el riesgo de obesidad, desarrollar diabetes tipo II, enfermedades cardiacas y gota. De hecho, las mujeres que consumen uno o más de estos productos duplican el riesgo de desarrollar diabetes, en comparación con las que no lo hacen.
En el caso de los niños que las toman diariamente, la posibilidad de ser obeso en la adultez aumenta en un 60%.
4. Bizcochos y panes
Galletas, pasteles, donas y bizcochos, y más los hojaldrados, forman parte de la dieta diaria de al menos el 10% de los niños, que, en una proporción de casi la mitad, los comen dos veces por semana, según el estudio español Aladino.
La mayoría de ellos contienen aceites no saludables, mantequilla, azúcar, dulces como bocadillo o arequipe, que los tornan gustosos, pero que además concentran gran cantidad de calorías, muchas de ellas libres, en pequeñas porciones.
5. Dulces, postres y caramelos
Así sean caseros, pequeños y hasta de apariencia inofensiva, estos productos son una trampa porque culturalmente hacen parte del día a día de la gente. ¿O quién no piensa en un postre tras el almuerzo?
Y aunque puestos en dosis pequeñas se pensaría que pueden ser tolerables, el problema, es que se consumen varias veces al día e incluso se convierten en pasabocas entre comidas.