“Todo país dividido en bandos enemigos, se destruye a sí mismo; y una ciudad o una familia dividida en bandos, no puede mantenerse” (MT 12,25)
El tema de la unidad es un tema muy comentado últimamente. Uno de los muchos daños que el fenómeno del chavismo le causó a Venezuela es el de haber fracturado la unidad de los venezolanos. La llamada “Revolución” vino a sembrar el odio entre hermanos. Dividir entre buenos y malos. Los buenos serían los que apoyaban al gobierno, los malos los que lo adversamos. Dividir entre pobres y ricos, entre cuarta y quinta república, entre revolucionarios y escuálidos.
La Venezuela nueva que debe surgir de las ruinas que ha provocado el “socialismo del siglo XXI” debe promover la cultura de la cooperación y rechazar la cultura de la confrontación. El éxito político, económico, social y cultural de Venezuela en la segunda mitad del siglo pasado se debió en gran medida a que prevaleció la cultura de la cooperación. El Pacto de Punto Fijo, suscrito por tres políticos con grandes diferencias entre sí, con las diferencias propias de una cultura democrática, fueron capaces de hacer prevalecer la cooperación por encima de la confrontación.
En un ambiente democrático es natural que exista pluralidad de puntos de vista y de ofertas programáticas, pero cuando está en juego un alto interés nacional se impone que prevalezca la unidad y la cooperación entre todos para superar las dificultades colectivas. Así lo hicieron los conservadores y los laboristas en la Gran Bretaña cuando frente a la amenaza que representaba el nazismo alemán, fueron capaces de formar un gobierno de unidad bajo la dirección de aquel gran estadista que fue Winston Churchill.
En Venezuela hoy necesitamos unidad. Unidad dentro de cada familia. Unidad dentro de cada partido político. Unidad entre los diferentes partidos políticos, sobre todo entre aquellos que promueven el cambio del actual gobierno por un gobierno nuevo y unidad entre todos los venezolanos para recuperar la democracia, para promover el desarrollo económico y para hacer posible la justicia social y la igualdad de oportunidades.
Venezuela necesita que frente a las agendas partidistas y frente a los proyectos personales, prevalezca una cultura de la unidad, la cooperación y la integración.
Un reino dividido no puede prevalecer. En donde hay odio hay que sembrar amor.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE