Antes un inciso, en el artículo anterior titulado “Ahora ¿Qué luchen los políticos?” culminamos señalando la necesidad de otro Miranda, de otro Bolívar, ahora, no hicimos hincapié a la idea proscrita de un mesías ni nada parecido, al contrario, de alguien o algunos que se sepan parte de un equipo y no insustituibles, supremos o eternos, requerimos un liderazgo que sepa organizar e instrumentar planes/acciones internas como externamente, a eso hacíamos inferencia. Recordemos unos de los pensamientos más distintivos del ideario de Bolívar «Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría»
Al grano, teniendo verdades inobjetables como la ilegalidad e ilegitimidad de Maduro y todo su régimen, con hechos de corrupción los cuales el menor de esta quinta república es muy superior al peor de la denominada cuarta república, con delitos de lesa humanidad a cuestas y presuntas acusaciones por narcotráfico y apoyo a entidades terroristas, la gran pregunta que obligatoriamente debemos hacernos es ¿Cómo es posible el castrismo venezolano aún permanezca en el poder? Hay dos respuestas posibles: la primera es que se anteponen al genuino interés del pueblo venezolano los intereses de grupos gobierneros y aliados “opositores”, nacionales e internacionales, o, tales verdades inobjetables no son tales y son objetablemente falsas.
Otra tesis sería, lo que acontece en Venezuela es de exclusiva preocupación y ocupación de los venezolanos y solo nosotros mismos debemos resolverlo, sí ello es así, aceptemos al castrismo venezolano como definitivo, porque los venezolanos no podemos luchar contra armas e infinitas riquezas apuntadas al corazón y espíritu de quienes se oponen a esta tiranía. Sí hay algo que también debemos recalcar de Miranda y Bolívar es que comprendieron la insustituible necesidad de pedir apoyo externo, supieron que enfrentarse solos a los españoles era un suicidio así como enfrentarnos solos al castrismo venezolano es otro suicidio… ha quedado demostrado.
Venezuela está sumergida en un más de lo mismo consuetudinario, todos los días los precios suben, la delincuencia hace de las suyas, los servicios públicos languidecen, en medio de un discurso gubernamental trillado, desfasado e insultante para propios y extraños, en mitad de un discurso opositor desprestigiado cada vez más desconectado de las exigencias del pueblo, ambas realidades condimentadas por decenas o centeneras de opiniones de analistas políticos que tratan inútilmente de convencer a los lectores porqué el gobierno debe irse, debe quedarse o que “falta poco”. En ese más de lo mismo el país se parece más a un infierno mítico.
El pueblo venezolano se encuentra solo, en mitad de voraces intereses de una cruenta guerra por el poder, entre quienes se aferran mortalmente a él y quienes lo anhelan escudados en la alternabilidad democrática. El pueblo venezolano se encuentra con una patria expropiada, usurpada, desnaturalizada y una comunidad internacional que no los desea producto de una estampida de emigrantes desesperados/empobrecidos obligados a buscar paz, trabajo, vida en otras latitudes con todas las afectaciones que ello implica.
Para salir de ese “más de lo mismo” urge liderazgo a la altura de las circunstancias, que sepan definir estrategias dentro y fuera del país, que las materialice para así recobrar la confianza de los venezolanos y amalgamar los esfuerzos/sacrificios requeridos. Se necesita un liderazgo que des-novelice la política, que no irrespete al pueblo y diga la verdad, que sepa, entienda y comprenda que lo partidista hoy estorba, que antes de anteponer su partido debe haber un país, una democracia dónde pueda hacer vida. Hoy Venezuela no existe, es un principado castrista a merced de una tiranía desalmada, antivenezolana. Venezuela necesita realismo, coraje e inteligencia… hace unos meses exclamaba ¡Guaidó! ahora ¿Guaidó? @leandrotango
Especial Opinión: Leandro Rodríguez
CACTUS24 28-06-19