Las últimas noticias sobre los duques de Sussex, que están a punto de recibir a su primer hijo, indican que están considerando un «año sabático» en el extranjero, posiblemente en Botswana o Sudáfrica, para trabajar en nombre de la Commonwealth. No obstante, la verdadera razón detrás del posible viaje sería otra: calmar las tensiones entre William y Harry.
De acuerdo a medios como The Daily Mail y The Sun, una vez que el príncipe Harry y Meghan Markle sean padres, el Palacio de Buckingham planea buscarles ocupación y destino fuera de Reino Unido por un tiempo. Con su oficina de prensa ya separada del príncipe William, con menor carga institucional, pero con una gran exposición mediática, la corona británica pretende sacar del foco de atención a los duques de Sussex.
Según The Times, el plan lo habrían diseñado David Manning, ex embajador británico en EEUU y consejero de los príncipes, y el ex secretario privado de Isabel II, Christopher Geidt.
Un traslado a África podría terminar con los rumores que hablan de un tensa relación entre Meghan Markle y su cuñada, Kate Middleton, y también entre los hijos de Lady Di.
En su última aparición pública, el domingo en el 93º cumpleaños de Isabel II, los príncipes acudieron por separado y en ningún momento se los vio saludarse o charlar.
Markle no acudió a la celebración ya que se encuentra a pocos días de dar a luz. De hecho, según medios como People, Doria Ragland, la madre de la ex actriz estadounidense, ya estaría en Londres para acompañar a su hija en la última etapa de su embarazo.
El príncipe Harry es un apasionado de África: pasó un año sabático, en 2004, en Lesotho, y ha viajado con Markle a Botsuana, al que él se refiere como su «segundo hogar». Allí se enamoraron en 2016 y a ese mismo país volvieron para un viaje más largo en verano de 2017. Incluso el anillo de compromiso de Markle contiene un diamante de Botsuana, destaca Infobae.
Según una fuente cercana a la familia real, «la gestión del plan todavía está en una primera fase, pero el objetivo es convertir el poder de su imagen en algo positivo».
Isabel II vivió una etapa similar antes de convertirse en reina, cuando vivió en Malta a finales de los años cuarenta tras ser destinado allí su marido, el duque de Edimburgo.