Como si se tratara de un tesoro dentro de otro tesoro. Eso es lo que ocurrió cuando un equipo de científicos descubrió por primera vez el fragmento de un cometa en el interior de un meteorito, según un estudio publicado en la revista Nature Astronomy.
Los investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-IEEC-CSIC) de Barcelona ha hallado un el fragmento de 0,1 milímetros incrustado en un meteorito con materiales de hace más de 4.560 millones de años, que revelan la química que hubo antes de los planetas del Sistema Solar.
El hallazgo demuestra, según Trigo, que los meteoritos condritas carbonáceas tienen información clave de la composición de los objetos que se formaron en regiones alejadas del Sol, hace más de 4.560 millones de años, antes de la formación de la Tierra hace 4.500 millones de años y después del «big bang» de hace 13.000 millones de años.
Tras años estudiando el meteorito, bautizado como La Paz 02342 y perteneciente a la colección de la NASA, los investigadores han concluido que el fragmento de cometa, de apenas 0,1 milímetros, está compuesto por una mezcla inusual de materiales orgánicos, silicatos amorfos y cristalinos, sulfatos de sodio, sulfuros y granos presolares, todos primigenios, anteriores a la formación de planetas.
«Es un material fascinante, que hasta ahora no se había podido estudiar en laboratorios», ha destacado Trigo, que lleva 20 años buscando y estudiando meteoritos primigenios.
Trigo ha resaltado que en los bordes del cometa han hallado vestigios de que hubo hielo y que, aunque contuvo agua, ésta no fue suficiente para cambiar la estructura de los materiales que tampoco sufrieron una abrasión extrema pese a ser irradiados por rayos cósmicos, quizá por estar protegidos por el hielo.
Para analizar el fragmento de cometa, los astrofísicos han utilizado, entre otros instrumentos, un espectómetro de masas de iones secundarios (nano-SIMS) del Carnegie Institution for Science (EEUU), que permite estudiar a escala nanométrica la composición del meteorito, tanto a nivel isotópico como elemental, y también toda clase de microscopios nanométricos
«Este fragmento, técnicamente denominado xenolito, tiene una composición muy diferente a la de los meteoritos a los que estamos habituados», ha indicado el investigador.
Según Trigo, el interior de las condritas carbonáceas, como La Paz 02342, «son un legado fósil de la creación de los planetas, capaces de preservar muestras únicas de otros objetos muy ricos en materia orgánica y volátil como los cometas».
El investigador ha detallado que «el asteroide progenitor de este meteorito sufrió una alteración acuosa, pero afortunadamente no fue ni extensiva ni homogénea, y se preservaron las propiedades únicas de estas partículas, entre ellas su riqueza en grandes minerales formados en estrellas del mismo entorno en el que nació el Sol».
«Nuestro estudio concluye que este grano no sólo incorporó hielos, sino también materiales procedentes del medio interestelar, donde fue irradiado por rayos cósmicos de alta energía, proceso en el que se crearon diminutos cristales», ha precisado Trigo.
Según el investigador, los materiales no sobreviven a los tránsitos de decenas de millones de años que los transportan desde sus cuerpos progenitores hasta la órbita terrestre, «y en el caso de que lo hagan -ha puntualizado- se fragmentan y se volatilizan al entrar en la atmósfera a velocidades hipersónicas», de ahí también la importancia de este hallazgo con materiales inalterados.
Trigo ha explicado que este hallazgo es una prueba más de que los asteroides de donde surgió el cometa contenían agua y que el agua llegó a la Tierra con los asteroides.
En la investigación del cometa dentro del meteorito también han participado Carlos E. Moyano y Safoura Tanbakouei (ICE-IEEC-CSIC), Larry Nittler, Conel Alexander y Jemma Davidson (Carnegie Institution for Science) y Rhonda Stroud y Bradley De Gregorio (Laboratorio de Investigación Naval de EEUU).